viernes, 18 de febrero de 2011

Más leña al fuego

Jorge Olivera Castillo

Febrero 2001



La historia se repite. Al igual que en la década del 80 del siglo pasado, regresan los antagonismos entre los trabajadores en sus formas más incivilizadas. Grabadas en la memoria permanecen las ofensas, los chismes sobre el incumplimiento del horario laboral. Todo por ganar el derecho a comprar un equipo electrodoméstico que se adjudicaba al trabajador que acumulara más méritos laborales.


Las asambleas celebradas con este propósito solían crear graves desavenencias, capaces de quebrar cualquier amistad definitivamente. Nunca faltaron las groserías y las invitaciones a dirimir el asunto a puñetazos. No fueron pocas las broncas que requirieron la intervención de la policía. Tras estos desenlaces las autoridades administrativas y sindicales del centro laboral, previa sanción de los contrincantes, optaban por una prudencial posposición de las reuniones en busca de una metodología más racional.


El panorama de entonces regresa. Como trasfondo, la conservación del puesto laboral. La eliminación de medio millón de puestos de trabajo en el primer trimestre de 2011, ha revivido la tensión en los centros de trabajo, fundamentalmente en aquellos donde los trabajadores tienen la posibilidad de ganar más, legal o ilegalmente.


“Voy a pelear mi plaza con todos los hierros. No tendré compasión con nadie. Si hay que sacarle a cualquiera los trapos al sol lo hago sin pensarlo dos veces. Ya me hicieron un trabajo de brujería para deshacer las trampas de los adversarios. A esas reuniones hay que ir protegido. No es que sea supersticioso, pero nunca está de más neutralizar las malas intenciones”, dijo Felipe Cuesta, empleado de un hotel de la capital.


Las plazas en el sector turístico están entre los más apetecidos en el mercado laboral, debido a la posibilidad de obtener mejor remuneración, además de regalos y propinas de los turistas extranjeros. A medida que se vaya implementando el proceso de reestructuración económica, irán en aumento los conflictos entre ciudadanos implicados en los litigios por conservar el empleo.


En el lenguaje popular, sacar las intimidades del otro con tal de obtener ventajas, también se conoce como “arrancar las tiras del pellejo”. No todos los candidatos a ser despedidos aceptarán civilizadamente el fallo, y ya alistan su arsenal para defenderse arrancándole a quien sea las tiras del pellejo.

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