viernes, 27 de noviembre de 2009

LA CLASE OBRERA NO PUEDE AMANECER BAILANDO


CONSEJO UNITARIO DE TRABAJADORES CUBANOS

(CUTC)

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LA CLASE OBRERA NO PUEDE AMANECER BAILANDO


Al finalizar el año 2008 habían 307 cines de 35 mm, 65 16 mm, 501 salas de video, 263 museos, 389 bibliotecas, 326 librerías, 23 teatros, 37 salas de teatro, 317 casas de cultura, 19 casas de la trova y 117 galerías de arte, entre otras manifestación donde se puede apreciar la culturales. También, 38 canales televisivos (17 municipales, 15 provinciales, 5 nacionales y 1 internacional), algunos –como el capitalino, con transmisión las veinticuatro horas, pero repitiendo lo mismo que se vio por el día.


Si bien es cierto que se hacen conciertos de orquestas importantes, de Cuba y el extranjero, también lo es que el cubano de a pie prefiere los lugares abiertos al cielo, con preferencia con orquestas como la Charanga, Van Van, entre otras de música popular. No se debe dejar de decir que la popularidad de Van Van transita por la finura, mientras que la Charanga es de preocuparse, porque donde está hay ruña y al menos un muerto. ¡Qué diferencia! Y sin comentarios.


¿Quiénes pueden ir a bailar con las orquestas cubanas, a menos que sea un fin de semana? Realmente, no se sabe. Lo mismo se abarrota de bailadores un lunes que un sábado. Lo cierto es que esas personas, sobre todo los de días entre semana, no trabajan ni estudian. Si es así hay que calcular la cantidad de personas ociosas que existe en nuestro país donde el pleno empleo es informado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y los desempleados casi son inexistentes.


No obstante, los teatros y localidades donde se efectúan los de música de cámara y orquesta colman las salas, e igual ocurre con las presentaciones de la ópera y del ballet nacional de Cuba.


La cultura no es solo ir a un concierto, teatro, festivales, o ferias del libro. Cultura es leer un libro instructivo, asistir a una buena clase de educación formal o educación cívica, inexistentes en los planes de estudios del Ministerio de Educación. Desde ese punto de vista en Cuba la cultura está por el piso.


El lenguaje de los jóvenes no lo entienden las personas mayores. Ejemplo: Asere que bolá con mi key, dile a mi monina que la pasta se piró (en ese peyorativo cubaneo significa: mi hermano dile a mi novia que no tengo dinero).


Ni que decir de las malas palabras en boca de jóvenes, hembras y varones. Si una persona mayor (embarazada, minusvalida, o mujer con un niño pequeño) monta en un bus no le dan el asiento y los chistes dentro de éstos (a la salida de la escuela sobre todo) dejan mucho que desear.


Se falta el respeto a los ancianos, quienes tienen que aguantar las burlas de menores adolescentes y jóvenes, que a dúo, en trío o en grupo le gritan improperios.


Si ser culto es la forma de ser libre, no somos libres. ¿Quién lo duda?


Pasando de un tema a otro, lo cierto es que los trabajadores que deben levantarse a las cinco de la mañana a coger un transporte que los lleve a tiempo a sus centros laborales no pueden amanecer bailando por las calles, a pesar de que, por herencia africana y española, somos un pueblo bailador.

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