El Ministerio de Transporte ha mejorado algo en la capital, no así en las provincias y sus municipios donde presenta serias dificultades. En la ciudad de La Habana se incorporaron ómnibus con tecnología avanzada y se reorganizó la programación de los recorridos, algo que ha hecho respirar a los capitalinos.
En los municipios cabecera de las provincias se designan los ómnibus para cubrir rutas de hospitales, el resto de los líneas se realiza en carretones tirados por jamelgos que trabajan 24 por 24 (al terminar un turno de trabajo lo alquilan a otra persona).
El intermunicipal es inexistente. Puede afirmarse que en los 169 municipios de la isla no lo hay. Los carros particulares, la mayoría sin la protección requerida, se encargan de trasladar al personal -trabajador o no- de un sitio a otro, ocasionando accidentes del tránsito donde fallecen y sufren heridas personas inocentes, necesitadas de transportarse. Las autoridades competentes no reparan las carreteras ni los tramos que faltan por terminar de la autopista nacional; no eliminan los baches ni asfaltan las calles. Estas deficiencias ocasionaron 10.665 accidentes de tránsito en el año 2008, la cifra más alta de los últimos cinco años, con 778 fallecidos, según fuentes oficiales.
El ferroviario es deprimente. Generalmente, las personas que se ven en la necesidad de utilizarlos se pasan más de 12 horas de las establecidas para llegar a su destino. En los mismos no hay servicios de gastronomía y las cucarachas pululan por doquier. No obstante, para adquirir pasaje en éstos se hacen largas colas en los puntos de expedición distribuidos por provincias y municipios.
Las máximas autoridades del transporte deben apremiar a transito de la Policía Nacional Revolucionaria para revertir el desfavorable estado de las vías, por ser incalculable el número de señales de transito que faltan en carreteras, caminos y calles.
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