martes, 20 de abril de 2010

SOLIDARIDAD REAL O CALCULO HIPOCRITA?


Oscar Espinosa Chepe
8 de abril de 2010

“Pues cuando haces limosnas, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas, y en las plazas, para ser estimados de los hombres…”
“Mas cuando tú haces limosnas, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha.” Mateo VI, 2 y 3

La Habana, Cuba.

La propaganda del gobierno cubano sobre la supuesta solidaridad en la medicina, la educación y el deporte hacia otros pueblos se desborda. La televisión y otros medios fuertemente controlados por el régimen invierten enormes cantidades de tiempo en pretender demostrar la inmensa generosidad hacia los necesitados del mundo, en especial de América Latina. Esa propaganda siempre ha existido, pero ahora se incrementa para tratar de contrarrestar las acrecentadas dificultades económicas y sociales internas, y sus consecuencias políticas.

También la exagerada campaña tiene el objetivo de enfrentar el creciente aislamiento del régimen a nivel internacional, provocado por la injusta y cruel muerte de Orlando Zapata Tamayo, la represión contra activistas de derechos humanos, así como las huelgas de hambre que mantienen varios compatriotas, quienes desesperados por la situación nacional han adoptado ese supremo recurso con peligro para sus vidas.

El régimen, de forma poco original, ha utilizado la solidaridad para agenciarse una posición política internacional y dar una imagen distorsionada de la situación interna. La desproporcionada cooperación es realizada sin tener en consideración las condiciones de miseria existentes en la Isla, y cuando la crisis se profundiza aceleradamente.

Mientras en Cuba el sistema nacional de Salud Pública se deteriora progresivamente y decenas de pacientes fallecen por carencia de alimentación y atención adecuadas, como ocurriera en enero en el Hospital Psiquiátrico Nacional de Mazorra, el gobierno se vanagloria de su asistencia al exterior.

Asimismo, la tradicional falta de medicamentos se agudiza y el pueblo tiene que pedirlos a sus familiares y amigos residentes en el exterior. Además, continúa el deterioro de los hospitales, policlínicos y dispensarios médicos, con frecuencia carentes de elementos básicos para prestar servicios.

En cuanto a la educación el panorama es todavía peor. La calidad de la enseñanza se desploma a tal extremo que los estudiantes universitarios a punto de graduarse han sido obligados a realizar cursos remediales de materias tan elementales como la ortografía por las deficiencias que arrastran de los niveles primarios.


Desde hace años se produce la fuga masiva de profesores experimentados debido a bajos salarios, falta de condiciones mínimas para laborar y a presiones políticas insoportables.


Ese personal calificado fue sustituido por jóvenes inexpertos, los llamados “maestros emergentes”, factor fundamental en el descenso del nivel de instrucción.


Se une a ello una educación dogmática, basada en la escolástica oficial con la cual se ha tratado de castrar el pensamiento creativo de las nuevas generaciones.

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