Por Aimée Cabrera
En Cuba las personas sienten lástima por las mascotas, en especial el perro, considerado por muchos como “el mejor amigo del hombre”. Esa es una de las causas de que exista una solidaridad hacia los que son abandonados por sus dueños.
En los edificios con amplios garajes suelen verse a estos perritos que miran con cara de lástima, como reconociéndose a sí mismos como una carga, suplicando no ser echados del techo que le procura además, un poco de alimento.
Cuando las personas saben de quienes aman a los animales, acostumbran a ponerles en las puertas, portales o patios, pequeños cachorros de canes, con la tranquilidad de que serán bien cuidados, pero los tiempos han cambiado y hay quienes no pueden asumir el cuidado de estos desdichados.
A modo general, se ven pocos perros deambulando por las calles. Las personas reaccionan frenéticas y hasta se deprimen cuando ven a quienes osan lastimarlos, azuzándolos con palos o a patadas. Si aparece en escena un religioso que los venera, la violencia sale muy mal parada.
Entonces es deprimente que sucedan recogidas de la entidad estatal, Zoonosis tan espeluznantes como la ocurrida en el Parque Martí en Placetas, Villa Clara, cuando sus operarios tomaron a los animales por las patas, les dieron vueltas en el aire, y los lanzaron contra el piso del carro, como relataron testigos presenciales.
Muchos les gritaron a los trabajadores de Zoonosis para que interrumpieran el maltrato, otros nerviosos, se cubrieron el rostro para no ver suceso tan inconcebible, o simplemente comenzaron a llorar.
A estos trabajadores poco les importó la reacción de los asiduos visitantes del tranquilo parque villaclareño; para ellos lo importante era cazar la mayor cantidad de animales, para usarlos en investigaciones o matarlos.
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