viernes, 18 de febrero de 2011

La guillotina y el barco revolucionario

Víctor Manuel Domínguez

Mes de enero 2011


Más que un ajuste económico, en Cuba serán ejecutados, de forma sumaria, alrededor de un millón 300 mil trabajadores. Uno de cada cuatro cubanos quedará desempleado, a merced del mercado informal. El inicio, este mes, de un proceso, que de aquí a abril dejará en la calle (en busca de un empleo particular) a 500 mil cubanos, así lo confirma.


De nada sirve que las autoridades y la dirigencia sindical cubanas aseguren que nadie quedará desamparado. La realidad es otra. La falta de recursos financieros y de insumos, amén de otros recursos para emprender una pequeña empresa privada, frenan las posibilidades. Si a esto le sumamos que la guillotina revolucionaria comenzó a cortar subsidios, estímulos, gratuidades y otros trofeos igualitaristas, la cosa está que arde.


En Bayamo, alrededor de 900 conductores de coches tirados por caballo, realizaron un paro contra la subida de impuestos y el precio de algunos productos y accesorios para desempeñar su labor. En San Germán, Holguín, 17 trabajadores se negaron a regresar a sus faenas en el central Urbano Noris, por el poco salario y las difíciles condiciones de trabajo en el antiguo coloso oriental.


Las noticias de que en diferentes zonas del país se practican desalojos, derrumban bohíos y arrancan los sembrados con buldóceres, tensa más la situación. En la capital, ni hablar. Nadie cree en los cambios que anuncia a diario la prensa. Muchos de los que se han quedado sin empleo miran hacia el mar.


Según opiniones generalizadas, el barco de la revolución, que lleva medio siglo nadando contra la corriente, y haciendo aguas, esta vez se hundirá. Las marejadas económicas y sociales aterrorizan a la tripulación. Ya nadie da crédito a los vigías revolucionarios cuando gritan:


¡Tierra a la vista!




El lastre de un millón 300 mil trabajadores que serán lanzados al mar del sálvese el que pueda, sin salvavidas, y apenas sin saber nadar, no salvará del hundimiento la economía del país.


Sólo resta bogar, pero decenas de miles de cubanos se preguntan hacia dónde, con qué y timoneados por quién. Cambiar el rumbo montados en la misma embarcación no impedirá el naufragio.

vicmadomingues55@gmail.com

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