COMPORTAMIENTO DE LA ECONOMIA CUBANA EN 2009 Y PERSPECTIVAS PARA 2010
Si en 2009 hubo un serio empeoramiento de la economía, las perspectivas para el 2010 son aún peores. El magro crecimiento de 1,9% del Producto Interno Bruto (PIB) planificado, según planteara el Ministro Murillo carece de respaldo financiero, al reconocer simultáneamente que: “…el volumen del gasto en divisas contemplado, resulta inferior a los ingresos con que el país prevé contar.”
Aunque el General Raúl Castro expresó en el discurso resumen de la Sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 20 de diciembre, que más de un tercio de las retenciones de pago acumuladas se han reducido, el titular de Economía y Planificación había indicado que “los compromisos financieros existentes determinan que la situación sea muy tensa, por lo que se han iniciado negociaciones para la reprogramación de dudas con algunos países y proveedores, a los efectos de garantizar el cumplimiento de los pagos en condiciones más favorables y el firme compromiso de cumplir nuestras obligaciones en condiciones realistas y ajustadas a las posibilidades de la economía.” De estos planteamientos se desprende que todo dependerá de la “buena voluntad” de las entidades y países, cuyos fondos siguen congelados en bancos nacionales o no se les han pagado las obligaciones financieras contraídas por las entidades y el estado cubano.
Extraoficialmente se ha conocido que las autoridades cubanas han pedido nuevos créditos para poder saldar las deudas y adquirir suministros. Del cumplimiento de estas “condiciones más favorables” exigidas por el gobierno dependerá en alto grado el financiamiento del Plan 2010. Por supuesto, para los atribulados acreedores no existen garantías de que pasados unos meses se repita el proceso de extrema falta de liquidez y la demanda de una nueva renegociación de las deudas.
Como si fuera poca la inconsistencia en el aseguramiento del Plan 2010, se sabe que la existencia de recursos en el país se minoraron seriamente en el 2009 para enfrentar la caída de las importaciones y la producción nacional de insumos. De ello se desprende que por la vía de las reservas, el respaldo del plan también está debilitado.
En estas condiciones sólo queda al gobierno cubano reforzar su dependencia del Presidente Chávez. Una variante que en estos momentos es insegura por las crecientes dificultades presentes en la sociedad venezolana después de 10 años de desgobierno. El PIB del país suramericano cayó un -2,3% en el 2009, y calculado por habitante en - 3,9%, según un informe preliminar publicado por CEPAL. De acuerdo con vaticinios de The Economist el PIB venezolano volverá a descender en 2010 al -3,4%. Otros datos, publicados por CEPAL, indican que la inflación en 2009 por tercer año consecutivo es la más alta de las Américas con 28,9%; además la exportación de bienes y servicios disminuyó en -45,0% en el año que termina, debido fundamentalmente a la reducción del precio del petróleo, mientras las importaciones se minoraron en 22,0%. El desempleo se situó en 8,1% en Octubre, superior al existente en igual mes del 2008 (7,2%).
Paralelamente, proliferan adicionales fenómenos negativos en la sociedad venezolana como una indetenible corrupción y criminalidad; desabastecimiento en el mercado de alimentos y otros productos básicos, factor íntimamente relacionado con los elevados índices de inflación; cortes de electricidad de carácter nacional, a causa del deficiente estado del sistema electro- energético; carencia de agua para el consumo productivo y de la población. Esos elementos pueden haber incidido en el descenso de la popularidad del Presidente Chávez en los últimos tiempos, de acuerdo con estudios de opinión efectuados en Venezuela recientemente, tendencia que de proseguir puede tener un fuerte impacto en las elecciones parlamentarias que se celebrarán en la segunda parte del 2010.
Como puede apreciarse no resulta muy tranquilizador el cuadro económico, social y político venezolano, que de continuar deteriorándose podría impedir proseguir con los niveles actuales de “ayuda” para su incondicional aliado político caribeño.
CUBA, DE MAL EN PEOR (Cuarta Parte y Final)
COMPORTAMIENTO DE LA ECONOMIA CUBANA EN 2009 Y PERSPECTIVAS PARA 2010
Desafortunadamente, si los elementos brindados por el Ministro Murillo sobre el 2009 fueron muy escasos, respecto al 2010 prácticamente no existieron. Citó únicamente el desarrollo de proyectos en la agricultura, como generar una producción suburbana en las tierras aledañas a ciudades y pueblos. Asimismo, señaló que el consumo de combustibles estará al nivel del pasado año, que por su insuficiencia las disponibilidades serán administradas por cada jefe de organismo central y presidentes de los consejos de administración provincial.
Se estima un crecimiento de las inversiones de 11,6%, concentradas fundamentalmente “en el sector energético, la industria farmacéutica y la industria del níquel, el turismo y en obras de infraestructura tanto asociadas a la actividad productiva como social.” El crecimiento propuesto de las inversiones no rebasa el descenso del 16,0% en 2009, por lo que aunque fuera cumplido el plan, continuará el proceso de descapitalización vigente desde inicio de los 1990. No brindó elementos sobre el sensible tema de la construcción de viviendas.
En el Plan 2010 fue informado que persistirá la desfavorable correlación entre el comportamiento del salario medio y la productividad; grave problema derivado de la permanencia de un sistema ineficiente e improductivo. La solución únicamente podrá lograrse a través de reformas estructurales y de conceptos que liberen las fuerzas productivas y cree reales puestos de trabajo, que pudieran ser ocupados por cientos de miles de personas subutilizadas y con salarios indignos en el “sector socialista”.
Resulta sorprendente que con este alto nivel de incertidumbre en el Plan 2010, el gobierno vaya a aprobar en marzo próximo una Proyección para el Período 2011-2015, documento elaborado sin que exista una decisión sobre las características que tendrá el “modelo económico de Cuba”, del que tanto han hablado las autoridades.
En cuanto al Presupuesto 2010, el proyecto aprobado establece una disminución en los ingresos de 1,2% en relación con el real de 2009. Los gastos sobre la misma base se reducirán en 2,9%, lo cual se traduce en un déficit de 3,5% del PIB planificado para el año; inferior al 4,8% del 2009. Para lograr estas metas, se prevén los siguientes pasos fundamentales:
- La conversión de un grupo de unidades presupuestas en empresas.
- La disminución del 3,5% de los gastos corrientes de la actividad presupuestada.
- La minoración del subsidio por pérdidas planificadas.
- El no financiamiento de las inversiones materiales, que deberán ser ejecutas mediante créditos bancarios.
Indudablemente esas medidas podrían constituir metas loables. Sin embargo, todo dependerá del incremento de la eficiencia empresarial, pues con el solo hecho de pasar actividades presupuestadas a las esferas de las empresas no se resolverán los problemas.
La minoración del subsidio por pérdidas y el no financiamiento por el Presupuesto de las inversiones de la actividad empresarial, que ahora se ejecutará mediante créditos bancarios, tendrían resultados positivos, si se incrementara la eficiencia, que propiciara la generación de ganancias y la ejecución de proyectos inversionistas exitosos. De lo contrario, las empresas seguirán acumulando deudas que en última instancia tendrá que financiar el Presupuesto y continuarán creciendo los créditos incobrables, otorgados para la ejecución de proyectos inversionistas, que también terminarán sufragados por el Erario Público.
Todo puede resultar en cambiar de lugar los muebles en una casa sin techo. La verdadera solución a los cada vez más críticos problemas de la sociedad cubana, únicamente radica en la materialización -sin absurdas demoras- de cambios estructurales y de conceptos que eleven la eficiencia y el interés laboral de los ciudadanos, en un marco donde puedan confluir armónicamente los intereses individuales y colectivos. Hasta tanto, podrá haber muchos cambios de muebles, pero no se encontrará solución a la grave crisis nacional, con el peligro de que si prosigue el inmovilismo podría llegarse a un punto de ruptura irremediable.
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