lunes, 22 de febrero de 2010

Ecos de la XIX Feria.


Por Aimée Cabrera.

La XIX Feria Internacional del Libro quedó inaugurada el 11 de febrero, en la Fortaleza de La Cabaña, y a la misma asistió el Presidente Raúl Castro junto a otros dirigentes cubanos y extranjeros.

En el acto se manifestó que esta Feria es “una expresión de una sociedad socialista”, y como el gobierno, a pesar del bloqueo de hace medio siglo, es capaz de ofrecer esta actividad de carácter nacional e internacional, como fuente de cultura para todos.

La presencia de un stand semi vacío por pertenecer a la Editora Política, no cogió de sorpresa a nadie. Ya es costumbre de los asiduos asistentes encaminarse hacia los stands mexicanos y peruanos que se caracterizan por vender literatura infantil clásica y de corte didáctico que gustan a los pequeños, cuyos padres tienen suficiente dinero como para pagar los cada vez más altos precios de venta.

Un bello libro empastado de formato regular con cuentos para dormir a los chicos costaba ocho CUC, que si no da sueño la historia, bien pudiera ocasionarle un desmayo por el susto al lector. Un stand con libros más regados que ordenados mostraba varios de Zoe Valdés a dos CUC, que una usuaria acaparaba sin cesar.

Salones como el de literatura cubana de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC) escogieron sus mejores ofertas y las vendieron al precio que acordaron los vendedores, si bien ninguno de estos libros tenía escrito su precio como es habitual. El vendedor, solícito trataba de vender lo más rápido posible y suplicaba a los clientes que le dieran el importe exacto. Dos muchachas sentadas cerca de él sólo hacían conversar entre sí.

Hechos como estos demeritan a la Feria y consiguen la inseguridad y el enojo de los posibles compradores de pocos recursos que después de hojear las obras las volvían a poner donde estaban agrupadas.

La vasta zona de la Feria se veía muy llena de personas, aunque a decir de una joven dependienta de revistas “El día anterior había sido de una gran venta y visita de usuarios, por coincidir la fecha de San Valentín, con el domingo, y con el último día de la semana de receso escolar del nivel primario.

No obstante, se veían a muchos niños y niñas con sus padres, los cuales prefirieron irse de Feria que asistir a clases. Muy maduros, esperaban a que sus progenitores sugirieran qué comprar, y todos lucían felices con sus rompecabezas, libros de cuentos o de colorear que, en muy pocas áreas costaban precios asequibles.

“Me sorprendió que los clásicos que el año pasado costaban a un dólar estén ahora a dos por estar envueltos en un nailon (bolsa transparente) presellado, traje a la niña pero no le pude comprar lo que pensaba, menos mal que en la librería de por mi casa pude comprarle algo”-admite una madre defraudada.

Otra cuestión que se les fue de las manos fue la relacionada con el fin del itinerario de los ómnibus que llevan a las personas hasta la Feria. Este año los obligan a bajarse muy lejos, y tienen que caminar a campo traviesa, a la orden de una mujer que, sin uniforme o identificación dice, en la peor forma, y desde el contén, que los pasajeros tienen que bajarse allí.

Las filas para adquirir las entradas son larguísimas y muchos se quedaron sin la opción de adquirirlas en las librerías ya que en pocos días, estas se terminaron en las mismas. Ni hablar de la falta de higiene dada por la falta de cestos o papeleras que obligan a los comensales a tirar latas de bebidas y papeles grasientos a todo lo largo y ancho del gran complejo Morro-Cabañas.

La Feria Internacional de Libro es un evento elitista al que quieren darle carácter popular. Folletos baratos con puzzles, sopas de palabras y crucigramas fueron acaparados por los revendedores, mientras que la información brindada por el Director del Centro de Lingüística Aplicada, (CITMA) de la provincia de Santiago de Cuba, lleva implícito un mensaje no sólo de lo real sino también de lo maravilloso.

Cuando el viernes 29 de enero del 2010 apareció su explicación en el periódico Granma, muchos ingenuos se hicieron ilusiones. Esta se refería a que el CITMA confiaba que la tercera edición del Diccionario Básico Escolar sería vendida en la XIX Feria, lo que no explicó su Director, el Dr. Leonel Ruiz Miyares fue que los diccionarios tendrían precios que llegarían a los 16 CUC, y las ediciones más pequeñas sobrepasaban los 5 CUC, ¿deseos de ayudar o de extorsionar al pueblo? No queda más que empezar desde ahora a reunir para poder comprar algún ejemplar en la próxima XX Feria Internacional para los Acaudalados.

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