viernes, 5 de marzo de 2010

Marginados por negros.

Por Aimée Cabrera.


La población cubana es en general mestiza. Se destacan las personas con rasgos de diversas razas predominando la negra, la blanca y la china. La primera viene de los esclavos africanos, la segunda de los colonizadores, y la tercera de emigrantes que llegaron a la Isla en busca de empleo en el Siglo XIX y que en el XX lograron estabilizarse en diversos negocios en el barrio que ya habían creado.


Si el mestizaje brinda características similares a la raza blanca, todo está bien, pero si afianza lo negro, se convierte en un obstáculo que muy pocos pueden dominar a su favor.


Numerosas son las anécdotas de quienes han sufrido la discriminación por el color de su piel, hecho que ha afectado a parte de los cubanos desde tiempos lejanos. La Revolución que proclamaba “igualdad” no cumplió su promesa y así les dio a los negros la vía para instruirse pero los marginó enseguida que intuyó su prosperidad.


Muchos negros y mestizos cubanos contrajeron matrimonio con mujeres blancas de distintas latitudes, destacándose las de los países pertenecientes al desaparecido campo socialista, y otras que les proporcionaron la estabilidad, la seguridad y el dinero, tres aspectos que les eran muy difícies de adquirir en la Cuba que les negaba el derecho a exigir mejoras.


Los negros y mulatos saben que su sinceridad les puede costar que los ofendan, que los tilden de mal agradecidos, que en sus trabajos, escuelas u hogares sean reprimidos, por lo que es indescriptible lo que le pueda suceder a quienes piensen expresarse en contra de la política gubernamental.


Cae mal que un negro tenga carro o moto, que su pareja sea una mujer blanca, que tenga su casa bien acondicionada, y que posea familiares en el extranjero que le envíen remesas y otros privilegios. Si esta prosperidad llega de lleno a un blanco, nadie se sorprende; por eso es poco usual ver a los negros desempeñándose como altos dirigentes, o en puestos caracterizados por su excelencia..


A decir del cubano medio, el negro sirve como músico, cantante, bailarín o deportista, por lo que mucho sufre cuando se esmera en su profesión y ve como los aplausos y reconocimientos van para sus colegas blancos que no siempre intentan estrechar lazos de amistad con ellos, por verlos como a seres inferiores.


No es de extrañar que del grupo de opositores detenidos, procesados en juicios sumarios y encarcelados hará en breve 7 años, durante La Primavera Negra, los dos de ellos que fallecieron hayan sido negros. Primero fue Miguel Valdés Tamayo quien obtuviera la licencia extrapenal por la cardiopatía que lo llevó a la muerte a comienzos del 2007.


Ahora le llegó la partida a Orlando Zapata Tamayo quien fuera opositor y fuerte activista en su Holguín natal. Un hombre negro humilde como la mayoría de sus hermanos de raza, que sólo pudo desempeñarse en oficios como el de albañil o el de plomero, pero cuyos altos principios le ayudaron a expresarse con libertad y valor.


Sus expresiones y acciones en la cárcel le valieron golpizas, encierro en celdas tapiadas y todo tipo de vejación como lo fueron entre otros los cambios de prisión para alejarlo de su provincia de origen y perjudicar a su madre, o la pérdida de sus alimentos que condiciona el comienzo de la huelga de hambre que lo llevó a la muerte.


En el noticiero televisivo de la noche del lunes primero de marzo aparecieron médicos y personal especializado que trató de explicar lo inexplicable. Si hubiese sido ingresado en un buen hospital desde el primer momento no hubiera que haber lamentado su deceso. Escenas en que aparecía su madre no van a cambiar la opinión que tienen todas las personas que han apreciado su gran amor de madre, su perseverancia y su valentía.


Esta sociedad socialista amparada por un gobierno totalitario se ve cada vez más atrapada en su política obsoleta. El pobre, que casi siempre es negro o mestizo no verá nunca hecho realidad su sueño de vivir en una patria que vele por el bienestar de su pueblo.

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