lunes, 14 de junio de 2010

El salario ya no es sagrado.


Por Aimée Cabrera


En este año se conmemoró en fecha reciente, el 99 aniversario del nacimiento de Lázaro Peña González. Salvador Valdés Mesa, secretario general de de la CTC alentó a los trabajadores asistentes a la celebración del Día del Trabajador Tabacalero en el municipio de Ranchuelo, provincia Villa Clara, para retomar “las enseñanzas” del finado sindicalista cubano, además de sugerir el comienzo de las conmemoraciones por su centenario.

Estos son los momentos en que los lideres sindicales aprovechan para exigir cada vez más. Sin embargo, Valdés Mesa junto a otros dirigentes de la central cubana parecen haber olvidado aquella frase de Lázaro en que señalaba que “el salario de los trabajadores es sagrado”, cuando son repetitivas las quejas de quienes en distintas regiones del país no pueden cobrar sus sueldos por demoras o por irresponsabilidades de quienes están al frente de las áreas contable de sus centros de trabajo.

Muchos obreros opinan que el retraso está dado por el nuevo sistema de pago de cuenta única. Hasta hace unos años existía un sistema que incluía dos cuentas: la de salario y la de otros gastos, que garantizaban los salarios. Por lo que la cuenta de salarios era para ese uso exclusivo, y ahora la cuenta incluye todos los conceptos.

No obstante a estos planteamientos, el que se retrasen los pagos es una falta de seriedad de quienes tienen que garantizar ese derecho laboral. La burocracia actual precisa que antes de ir al banco hay que ir primero a la ONAT Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), donde se pagan todos los impuestos estatales, de las cuales hay una por municipio, cuestión que demora el trámite de los cheques.

Si hace unos años cada ministerio tenía su día de pago, ahora no sucede así. Es inexplicable para los trabajadores de larga experiencia que esto suceda cuando en el mes hay un tiempo en que los departamentos de personal y contabilidad definen detalles y entregan todos los datos pertinentes para que no ocurran las impuntualidades.

Esta situación tan desagradable se impone día a día, cuestión por la cual la mayoría de los trabajadores afectados exponen sus justas protestas si bien sus líderes sólo les exigen sin proporcionarles la debida atención a un grupo de sus inquietudes, como suele suceder con la correspondiente al salario.

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