viernes, 27 de agosto de 2010

En defensa del café


Ernesto A. Vera Rodríguez
Delegado del CUTC en la provincia Santiago de Cuba

Cada día uno se convence más de la falta de objetividad del periodismo oficial. Prueba de ello es el artículo aparecido en el diario Juventud Rebelde el 11 de abril del 2010: Directo al grano, firmado por Isván Lescaille, Haydée León y Osvaldo Riquenes.

Lo primero que viene a la mente es por qué un texto absurdo y carente de ideas fue suscrito por 3 personas, en momentos en que el régimen ha anunciado el despido de más un millón de trabajadores. Debería Raúl Castro empezar por casa y evitar que los artículos periodísticos de sus voceros den empleo a una cantidad mayor que la requerida para tales casos.

Directo al grano trata sobre la crítica situación por la que atraviesa el cultivo del café en nuestro país, pero más que ir directo al asunto, se encamina a una mentira que el régimen ha repetido muchas veces: su seria preocupación sobre los problemas que enfrenta la agricultura, y los esfuerzos de las autoridades por dar alternativas viables y eficaces para su solución.

En las últimas décadas la producción de café experimenta retrocesos continuos, debido, principalmente a la ineficiencia de los planes de reordenamiento cafetalero, que exige la reposición de las plantas que se malogran, así como la renovación de las áreas cultivables.

En el año 2007 escuchamos al especialista José A. González, del Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña, que había mejores condiciones para reactivar la producción del grano, desde que se emitió la Resolución 154 del Ministerio de Agricultura, que comprende un grupo de medidas económicas y financieras encaminadas a mejorar el cultivo del café.

El especialista intentó justificar la baja producción de café con el pretexto de las intensas lluvias caídas recientemente en la región oriental, no vistas desde 1963, cuando pasó el ciclón Flora por la provincia de Orienta. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en al año 1961 la cosecha ascendía a 60 mil toneladas, cifra inferior a lo que se obtenía antes de 1959.

Este año, el ingeniero agrónomo Joaquín Matías, jefe de producción del Grupo Territorial de Agricultura de Montaña, afirmó: "Desde 2006 el país decidió brindar un importante apoyo financiero para rescatar esta producción, con 13 alternativas de financiamiento a las que puede apelar el productor, de manera que no se trata de una despreocupación estatal al respecto".

Lo que sucede, explica, es que resultan sumamente engorrosos los trámites para acceder a unas de esas vías de financiamiento. Dice que excepto una operación, las demás requieren de no se sabe cuántas certificaciones que dependen no del productor, sino del personal de otras instituciones, cuyas disposiciones muchas veces el campesino no entiende.

No está de más preguntarse quién realiza las normas, ¿el humillado campesino cubano o el gobierno? ¿Quién pone esas trabas absurdas tan difíciles de entender y asimilar? ¿Por qué ni aún con las 13 "alternativas" de financiamiento estatal se resuelven los problemas?

El gobierno presidido por Raúl Castro, en vez de pasarse el tiempo culpando a los demás de cuanta desgracia soporta la población, debería proponer una resolución que condene el bloqueo interno de régimen contra la nación. Régimen que, mediante leyes injustas, está poniendo el café en peligro de extinción.

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