lunes, 27 de septiembre de 2010

Voy echando


Frank Correa


Entre las frases típicas de los últimos tiempos en Cuba aparece una singular: “voy echando”, que significa irse a otra parte, eludir un problema rápidamente. A las personas que partido al exilio se les dice que fueron echando. Cuando un cubano no quiere seguir con su pareja y la deja dice, fui echando. A los que abandonan sus puestos de trabajos, algo muy común en la actualidad, se les dice que fueron echando.


A más de uno nos han dicho alguna vez: “vete echando”. Y otros han cogido la de Villa Diego por cuenta propia, como el caso de aquellas dos mujeres que se fueron echando del hospital pediátrico de Marianao cuando se cansaron de estar allí porque no atendían a sus hijos enfermos.


Visité el hospital la pasada semana, caminé sus pasillos vacíos, oscuros; las ventanas rotas. El agua caía de los techos mojando el piso. Las madres, en las salas donde estaban ingresados sus hijos, cargaban con cubos para almacenar agua, toallas, ropa de cama, artículos de aseo personal, ventiladores, porque en el hospital no suministran prácticamente nada.


El mes de agosto una mujer se presentó en urgencias con el hijo. Los médicos lo llevaron directamente al quirófano para operarlo de apendicitis. Cuando el bisturí hizo su trabajo encontraron el apéndice sano. La madre, airada, recogió los bártulos y se fue echando.


En ese mismo hospital, en la sala de enfermedades diarreicas agudas, una madre estuvo junto a la cama del hijo entubado siete días. El médico nada decía, aunque ella le preguntaba, insistía; el doctor sólo pasaba a la hora de la visita con sus alumnos, explicando cosas que la madre no entendía. Una madrugada, cuando no había nadie por los alrededores, quitó el tubo al muchacho y se fue echando, bajo su responsabilidad.


En la pared detrás de esa cama hay una frase escrita con lápiz: “Aquí estuvo Alker Jerez. Entré el 25 de septiembre de 2008, y me fui echando el 29 de noviembre de 2009.

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