martes, 2 de noviembre de 2010

El incumplimiento y la indisciplina laboral.

Por Aimée Cabrera.



La Oficina Nacional de Inspección del Trabajo y el movimiento sindical realizaron controles durante el pasado año, en los que se detectaron incumplimientos de la disciplina laboral, y por tanto el incumplimiento de la legislación vigente.


Dichos controles fueron efectuados en más de cuatro mil centros laborales pertenecientes a once organismos, y se detectaron más de 26 mil violaciones de la disciplina laboral.


Las más frecuentes estuvieron relacionadas con las llegadas tarde al centro, incumplir con el tiempo de pausa y alimentación, salidas antes de culminar la jornada de trabajo y, por tanto no cumplir con el tiempo de trabajo.


En estos casos se considera una falta de exigencia que, la administración autorice las salidas, antes de terminar la jornada, para que los trabajadores realicen gestiones, si bien se ha comprobado que diversos servicios son brindados en horarios que llegan, en muchos casos, hasta las 7 p.m.


Lo que no se analiza es que muchos centros deben brindar esos horarios pero no se cumplen, entonces los trabajadores no tienen otra posibilidad que pedir permiso para llegar a una hora que puedan ser atendidos.


A grandes rasgos se aprecia en cualquier centro laboral una falta de organización, de sistematicidad y de rigor, por parte de los dirigentes tanto administrativos como sindicales, sin contar con la indolencia y falta de conciencia de muchos trabajadores.


Acudir a un centro para recibir un servicio se convierte en una caja de sorpresas, no hay excepción, el disgusto por el peloteo burocrático se ha convertido en una anticultura que solo concibe maltratar al que se dirige a esos establecimientos.


A nadie le interesa que una docena de personas tengan que esperar en la cola del departamento de análisis de sangre en el policlínico ubicado en la calle Jovellar, en el municipio Centro Habanas porque sean más los que entren en la sección, sin turno, por puro amiguismo.


Tampoco es importante cumplir con el horario de trabajo, como ocurre en el Correo sito en Infanta y Concordia, en el mismo municipio capitalino, el cual siempre cierra antes de culminar sus horarios de atención al público.


Otros abren tarde como sucede en la tienda ubicada en Belascoaín entre San José y Zanja, en la misma municipalidad, en las que los dependientes de almacén comienzan a surtir los departamentos de venta cuando las personas se disponen a entrar en los mismos para realizar sus compras.


Los inspectores no tienen para cuando acabar porque a diario las indisciplinas en el orden laboral ocurren en cifras superiores a las ya mencionadas, esto sin contar con que el chofer del ómnibus urbano no para en la parada, o demora su recorrido, o se hace el que tiene roto el vehículo, entonces a veces, la amplia cadena de indisciplinas envuelven a los que quieren cumplir con su trabajo.


La arista pendiente sigue siendo, sin embargo, la relacionada con el salario que ha sido aumentado pero en pesos cuando todos los artículos de primera necesidad son ofertados en la moneda convertible CUC.


De pagarse los sueldos de los trabajadores en esta moneda fuerte, se podría rescatar el cumplimiento de la disciplina laboral, al sentirse la masa trabajadora realmente estimulada como ocurría en décadas anteriores.

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