lunes, 15 de noviembre de 2010

TERRORISMO ALIMENTICIO

CIUDAD DE LA HABANA

TERRORISMO ALIMENTICIO

DELEGADO: Frank Correa



G. Briel Andino firma un artículo en el periódico Juventud Rebelde del sábado noviembre 6, donde prepara el escenario para otro tajo a la canasta básica de alimentos, conocida popularmente como libreta, instaurada a inicios de la revolución para garantizar la supervivencia pública.


Desde el arribo de Raúl Castro a la presidencia se acometen reformas encaminadas a actualizar el modelo socialista, los conceptos de liberar lastre al estado se materializan en el reordenamiento laboral y las supresiones de gratuidades y subsidios


Una de ellas, la libreta, ha sufrido recortes continuos, los últimos productos eliminados son el pollo, las salchichas y el picadillo de soya, que ahora solo pueden adquirirlas solamente los consumidores mayores de 14 años. G. Andino propone incorporar a la lista la cuota de café, alegando que no se imagina a un niño saliendo de una bodega con un paquete de café bajo el brazo.


Puede ser que G. no tenga hijos, o carezca de la necesaria imaginación que exige sobrevivir en una revolución socialista, o tal vez el café le llega por otra vía, lo cierto es que su aviso ha despertado la repulsa de muchas madre cubanas, que ya comienzan a llamarlo el periodista del terrorismo alimenticio.


La libreta de racionamiento, documento de control para ubicar el lugar de residencia de cada ciudadano, constituye además un apoyo insustituible a los núcleos familiares en los primeros días de cada mes. La amenaza de suprimirla ha sido elemento de análisis en comentarios y escritos, y es un tema que asusta mucho a los desvalidos. En los últimos tiempos ha quedado reducida al arroz, frijoles, azúcar, aceite, pollo, huevo, jabón y café, y según parece continuará en declive.


G. Andino pudiera ser el seudónimo de algún periodista suramericano que como muchos, han ejercido cómodamente el oficio en Cuba, desconociendo la tradición de los niños en este país del Caribe.


La caída del campo socialista dejó al desnudo una agricultura sofocada por la experimentación, la planificación, el burocratismo y la incapacidad para encaminar programas de producciones alimenticias. El artículo de Juventud Rebelde defiende la tesis que los costos para producir el café destinado para subsidios son un derroche innecesario. Debe ser muy grande la crisis económica y socio política, cuando se necesita cercenar las costumbres de una nación para que pueda subsistir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario