EL HOMBRE ORQUESTA
Frank Correa
El hombre orquesta es un show ambulante, toca y canta cualquier ritmo y camina   Cuba entera con su carro que empuja por las calles. Cuando va a cantar se detiene y sube a un espacio que tiene dispuesto,  se concentra,  y actúa como un profesional.
El carro es una plataforma metálica sobre cuatro ruedas,  también alberga un tanque con tapa  para almacenar agua y un compartimiento donde guarda la ropa de él y su mujer que lo acompaña a todas partes, también    un par de maracas, un guiro, y una paila con platillos.
Canta una variedad que va desde los Beatles a  Ricardo Arjona y  a  los Van Van.   Su mujer le hace coro cuando son baladas de la Década prodigiosa,  tiene  una canción de Los mojados,  donde el hombre la deja   en solitario. Cuando se pasan de tragos suben al  carro y bailan. Tienen un orinal pintado con los colores de la bandera donde aceptan peculio por el trabajo.
Los vi en Guantánamo un par de veces y en Bayamo en la terminal una vez, rodeado de la multitud  del salón  de espera, cuando   el ómnibus en que venía para La Habana se rompió en aquella ciudad. Y este fin de semana pasaron por segunda ocasión por Jamanitas,   el hombre orquesta disertó su mejor repertorio en el parque, donde había una feria de agromercado y estaba lleno.
La gente le hizo coro y el músico se inspiró,  tocó la paila y cantó dos temas de la Charanga habanera que puso a bailar al público. El orinal se llenó de monedas de a peso y veinticincos centavos cuc. También
se vio un cuc, y   varios de a diez y veinte pesos cubanos,  el jefe de sector  que supervisaba la feria  le preguntó si tenía licencia para ese espectáculo.
Le dijo al policía que se lo contestaría con La guantanamera, y los versos de Martí. El delegado  del Poder Popular  se acercó,  le dijo al agente  que no había problemas, que era el hombre orquesta y lo conminó a que continuara.  Por si las moscas le hizo una seña a la mujer que escondiera el orinal.
EL OFICIO DE  FUMIGADOR
Frank Correa
Actualmente en Cuba la fumigación  constituye uno de los pocos oficios  que   no exige   particularidades especiales, de este modo se convierte en atracción  para  las más diversas cataduras sociales.
Para combatir el virus del Dengue en  las comunidades donde existen policlínicos  se han activados Brigadas de lucha contra el mosquitos Aedes Aegypthy, que  desinfectan  las viviendas en un ciclo  de  tres días consecutivos.
Ayer  un vecino mío al que apodan El Mancha,  ex recluso que llevaba dos años sin trabajar y estaba siendo hostigado por el Jefe de Sector, se incorporó a la Brigada de  fumigadores de Jaimanitas y me contó que solo tuvo que presentar su carné de identidad y firmar un papel en la oficina de Recursos Humanos. Le entregaron una bazooka (nebulizador térmico) que pesa más de cincuenta libras y  le comunicaron que la norma era  100 casas.
Como era su primer día en aquel trabajo se esforzó por aprender la manipulación del equipo y hacer las cosas bien,  dice  que entró  a cien casas, a cien baños, a más de trescientos cuartos. Vio camas de todas las  formas y tamaños. Conoció todo tipo de armarios, sillones, escaparates. Aún no tenía dominio del pesado equipo de fumigación y produjo pequeños desastres. Tumbó floreros, quemó cortinas, rompió platos. Envuelto en el espeso y venenoso humo  y con los ojos dañados, vio la marcada diferencia  entre las viviendas, unas  con  mucho lujo,   otras  con una gran pobreza.  No vio mosquitos, pero dedujo que debían estar escondidos en algún lado.
El doctor  Melanio, Jefe de la Campaña contra el Dengue en Jaimanitas,  le había dicho   antes de comenzar   que aquel compuesto químico utilizado en la fumigación era tan efectivo  que mataba moscas, mosquitos, ratones, cucarachas, pulgas,  garrapatas… y tal vez  terminaría también  matando al fumigador,  pues no contaba con   medios  de protección.
Al finalizar la jornada de trabajo los fumigadores se reúnen en  la playa, el jefe de la Brigada cuadra  las planillas y vende la gasolina sobrante,   el petróleo y el insecticida y con el dinero  compran  botellas  de “Chispa de tren”  y se las toman  a la orilla del mar, mientras  se jactan de  sus  fechorías.
Dice El Mancha que la vida de los fumigadores es así de  simple.
MUERTE EN LA ALDEA
El barrio periférico La Aldea, enclavado en  el corazón de Romerillo, se estremeció el pasado 19 de enero a las seis de la tarde, cuando fue muerta a machetazos en  Quinta B y 96   una joven llamada Celita,  por un individuo apodado el mancha, que se encontraba en libertad condicional  de una condena a  veinte años  por asesinar a  otra mujer en 2001.
Celita era  la hija menor de Luisa batallón,  quien tuvo  ocho   hijos  con   miembros de la unidad  militar de las Fuerzas Armadas  que acampaba  donde  hoy se erige  la fábrica de cerveza Bucanero, a un costado de La Aldea.  Cuando  Celita  creció  Luisa le cedió  un cuarto  que  la muchacha fue arreglando   poco a poco  usando  el ardid de   seducir  albañiles, carpinteros  y plomeros del contingente Blas Roca. Cuando los hombres concluían  su  trabajo Celita los  botaba de la casa.
Pero  encontró  un hueso duro en el  mancha, que  luego de  comprar  varias cajas de losas  y  ponerle el piso al  cuarto de la segunda planta, Celita    le dijo que  fuera echando. El  criminal  la esperó  agazapado detrás de un  contenedor  de basura  y  le propinó siete machetazos, el primero le abrió  el cráneo en dos,   una testigo afirma que la muchacha no dijo ni   ¡ay!  Los peritos   aseguran que  los otros seis  tajazos sobraron.
Cuentan los vecinos que  el asesino se sentó en el contén  con el machete  entre las piernas,  a esperar  que llegara  el patrullero,  dijo  que ninguna mujer se burlaría  de él nunca.
En  la aldea abundan los  crímenes  pasionales y   los homicidios  por causa del juego. También hay muertes  como la de Agustín,  que  al  emborracharse  le pegaba a su madre,  y   la  otra noche su hermana Maritza  le prendió fuego mientras dormía.
La mujer de Fel  el taxista, por  celos  se  dio  candela con  luz brillante el fin de año,    caminó  casi  una cuadra envuelta en  llamas antes de caer muerta en medio de la calle.  También aparecen  a  menudo ahorcados, o  mujeres  envenenadas.
Las armas de fuego  se acabaron en La aldea  en  1996,  cuando una madrugada   pasaban los autos del comandante en jefe por  Quinta avenida  y  Pititi, Tonyto, Cacato y el guajiro  se liaban a tiros en  plena  vía,  como si  protagonizaran una película de vaqueros.
UN SERVICIO SEGURO Y RÁPIDO
La historia de la mensajería postal  en Cuba se enriquece a diario con los absurdos que suceden en las Empresas de Correos.
Su lema es: Rápido y seguro, pero los responsables de llevar a cabo esta tarea son en los últimos tiempos  trabajadores jóvenes  que  utilizan  este  empleo como   válvula momentánea  de escape,  luego se  marchan a otros trabajos  sin llegar a tomar conciencia  de que el cartero  es uno de los oficios más importantes  de la vida social  de un país.
Alemania acaba de declararse  líder mundial en  la eficiencia en el servicio de correos. Los carteros  alemanes se levantan a las cinco de la mañana, y tienen listas las entregas a  primera hora cuando los clientes se despiertan. En una encuesta el oficio de cartero  figuró  entre los más indispensables y que exigían  mayor reconocimiento del estado y la ciudadanía, sin embargo  en Cuba los carteros viejos que amaban esa labor se han  agotado,   ahora  son jóvenes como Omarito,  Luis el pétalo,  Alexis.
La indisciplina inconciente que mantienen en el desempeño de sus funciones, propia de la ecuación social que han encontrado en la sociedad   al llegar a la de edad de trabajar, no permiten que el lema
de las Empresas de Correos de Cuba cumpla con  un servicio  seguro y  rápido.
Todos los días hay quejas de que  las cartas  se pierden, los giros monetarios demoran un mes en ser entregados, los periódicos muchas veces  fallan, y los telegramas urgentes llegan con tanto retraso que   las personas  ya  han sido enterrados  cuando el cartero aparece con la noticia.
Omarito, Luis el pétalo y Alexis  provienen de la brigada de fumigación contra el mosquito, otro oficio ambulatorio por donde transitan  casi todos los jóvenes que arriban a la edad laboral y   los desempleados que  la policía  le exige que trabajen.
Antes de estos  carteros han pasado otros  por la oficina de Correos,  que duraron muy poco tiempo y se trasladaron   a otros oficios  que pagaban mejor o estimulaban con  jabas, y  algunos  fueron  expulsados por mal trabajo,  el caso  más notorio  es  el de Anguila, que  un día de las madres escondió todas las postales de felicitaciones bajo una piedra, para no tener que pasar el trabajo de repartirlas.
PISO DE ARENA
Antonio Medina Castañeda, alias el  rasta,  acaba de hacer un  aporte   a la arquitectura  popular, cuando  imposibilitado  de  comprar  losas de piso,  cemento,  y  pagar a  un albañil para poner un  piso,    rellenó  su casa de  arena.
Su  casa   de  la calle Primera y 240 está   en pésimo  estado,   y  el  piso de tierra   era un fangizal.  Vive con su hija  Natalí, de doce años,  y escucha a   Bob Marley  todo el día en  su   vieja grabadora mientras se gana la vida remendando  zapatos sin licencia.
Dice que el piso de arena tiene  muchas ventajas. No hay   que limpiarlo, si muere algún insecto en el suelo no hay ni  siquiera que  recogerlo, solo taparlo, y además  es medicinal,  da fuerzas en las piernas, es muy bueno para los pies y la columna vertebral. Y  a  Natalí   le parece que  está  en la playa.
Antonio   posee  el récord de más  intentos de salidas ilegales fallidos, diecinueve,  y está inscrito en el Programa de Refugiados de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, donde espera  con ansias el momento de dejar atrás  a Cuba y   sus absurdos.
Uno de sus inventos  más notorios fue  la construcción de un submarino  el año pasado, con un   tranque de aluminio  galvanizado  y   un motor  de lavadora, pero   tuvo que abandonar  el proyecto   por no encontrar la forma de  almacenar  el oxigeno y casi se ahoga.
También ideó una plataforma flotante de  pomos plásticos amarrados  dentro de sacos de yute,  con   la  que pensaba  cruzar el estrecho de Florida, pero  cuando  consiguió   los equipos de navegación y la propela,      fue denunciado a  la policía y  le decomisaron  el artefacto.
De todos  sus proyectos  el piso de arena es el único que  le ha    resultado exitoso, aunque   debe cuidarse de los borrachos de Jaimanitas  que  sobreviven de  extraer  arena de la playa para venderla  en  las construcciones   particulares,  para  comprar  la bebida,    porque en  una carretilla  cualquiera de ellos pudieran mudarle  su piso a otra parte.
 
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