viernes, 10 de febrero de 2012

MISCELÁNEAS DEL MONTE

CONSEJO UNITARIO DE TRABAJADORES CUBANOS

(CUTC)

MISCELÁNEAS DEL MONTE

Pregones sin música

Quedaron atrás los pregoneros que inspiraron canciones que trascendieron el tiempo y el espacio como: El Manisero, Las frutas del Caney, Olga la tamalera, Quimbombó que resbala con la yuca seca, u otros pregones como: Coqui, coqui, coquito, Panetelitaaaaa. Ahora no hay música ni pregones ♫♪. Ahora dicen: compra que se acaba, aprovecha que no se da todos los días, entre otros.

No pueden cantar porque están obstinados, sobre todo los vendedores ambulantes, quienes no tienen derecho a elegir un espacio para comercializar, circulan de esquina a esquina por la ciudad bajo el asedio de los inspectores estatales. A pesar de la puntualidad en los pagos de la licencia y el impuesto fiscal, a diario se les imponen multas por detenerse a vender sus productos.

Muchos vendedores pregoneros carecen de licencias. Hay quejas de los municipios por la falta de productos agropecuarios y le echan la culpa a los carritos que pululan por La Habana, a veces dos en una cuadra. Estos carromatitos, nacidos de la noche a la mañana, venden de todo a un alto precio, pero los productos son mejores que los de los agros. Padecen de la mima enfermedad del resto de los cuentapropistas: no tienen idea de oferta ni demandan y no bajan el precio a los productos, a tal extremo de que se echan a perder sin rebajarlos, y al preguntarles les dicen que no son de ellos y si se echan a perder se los llevan a los dueños. Una muestra más de los revendedores de muchos que se hacen para por trabajadores por cuenta propia y sencillamente no son más que revendedores. La única ventaja es que no se hace cola.

Tradición agrícola desaparecida

Desapareció la tradición agrícola que se pretende rescatar. Los hijos de los campesinos emigraron ala ciudad, estudiaron carreras universitarias y se quedaron en ella. Han pasado varias generaciones y el desarraigo del campo se hizo evidente.

Los campesinos sembraban de acuerdo a las diferentes etapas por las cuales pasa la luna, lo cual no sucede desde 1959. En las escuelas de agronomía, de las universidades de Cuba se hacen ingenieros agrónomos, pero no están frente al surco, ni pendiente a si hay o no agua, tampoco es quien recoge la cosecha.

Se abandonaron los cultivos, se roturaron tierras cañeras para sembrar hortaliza y viceversa. El marabú encontró un sendero limpio donde posarse y esas son las tierras que dan en usufructo a los campesinos que optan por ellas. Se han hecho concesiones como: alargan su tiempo de uso y la pasibilidad de pasarla a manos de familiares.

Quienes han puesto a trabajar la tierra lo hicieron pasando muco trabajo, debido a la inexistencia de locales donde puedan comprar los equipos, ropa de trabajo, medios de protección de higiene del trabajo, entre otros imprescindibles. Se les dio la tierra y arréglesela como puedan.

Era fácil para el Estado; el campesino se pasaba diez años luchando y haciendo producir la tierra y al cabo del mismo se la quita. Quien hizo ese Decreto-Ley no conoce el campo; es el trabajo más duro de la clase obrera.


La jubilación del campesino

El trabajo agrícola se hace en el campo, a la intemperie, en contacto con productos químicos, debajo del sol y la lluvia. No obstante, la edad de jubilación es 65 para los hombres y 60 para las mujeres.

Somos del criterio, teniendo en cuenta el calentamiento global, las infrahumanas condiciones del trabajo agrícola y, en sentido general el factor humano, que las personas que laboran en esta actividad deben tener un régimen especial de seguridad social, atendiendo al lugar donde desempeñen su trabajo, porque todos no son iguales.

El CUTC tiene en plan hacer un Anteproyecto de Ley de Seguridad Social para los campesinos.

La Habana,

Febrero de 2012

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