lunes, 28 de diciembre de 2009

Crisis por todas partes


Por Aimée Cabrera.

Los sectores destinados a brindarle un servicio a la población  lo hacen sin la calidad requerida, no obstante haber subido tanto los precios.

Dedicar parte de la mañana o la tarde a realizar las compras diarias, junto a alguna gestión  conlleva a un estrés inmediato. O no hay  menudo para devolver un cambio, o lo que se necesita  comprar está tan malo que es mejor dejarlo.

Para más, los vendedores  o quienes deben brindar ciertos servicios se caracterizan por su indolencia, al demorarse en atender, desinformar al cliente  o tratarlo en mala forma, sin obviar que  los lugares están en su mayoría despintados, sucios e incómodos.

Cuando la artimaña está en el pesaje, se convierte en un verdadero pesar. Los vendedores subestiman a los compradores que a veces notan el engaño pero prefieren callar y resolver de la mejor forma.

En otras ocasiones el engaño es tan visible y humillante que el afectado exterioriza su descontento con exigencia,  o de manera brusca, cuando a fuerza de gotas, se llena su copa.

Llegar a la farmacia es desgastante. Aunque haya pocas personas, la atención es demorada  a propósito, o se informa que no hay el medicamento y es mentira. En la tienda es otro tanto.

Lo primero es llegar a  un guardabolso que no ofrece seguridad y entregar las pertenencias a una dependiente que no contesta los buenos días o buenas tardes; a continuación pasar a la entrada y toparse con los ademanes de fiera en acecho del portero.

El paso siguiente es acercarse a los mostradores  donde  están las dependientes de mirada perdida y sonrisa enigmática cual Monalisas desgastadas de tanto maltratar a los clientes, quienes contestan con frases negativas o evasivas para trabajar lo menos posible.

Si se está de suerte y se logra adquirir lo necesario, se escucha el “te debo la jabita” de la irónica cajera que te obliga a llegar al guardabolsos con un paquete de carne chorreando agua, o aguantando los jabones que se te quieren caer de las manos.

No hay que tener tan mala suerte como para estar en la obligación de tomar un transporte que puede ser un ómnibus sucio, repleto de personas y con un chofer  que ha olvidado que lleva seres humanos y acelera en las curvas o frena de súbito para que los pasajeros se golpeen o pierdan el equilibrio.

Y tampoco  vale tener dinero para viajar en un taxi particular. El chofer monta dos pasajeros en la parte delantera, y a cuatro en la trasera. La incomodidad es evidente, sin mencionar que el asiento tenga algún muelle o fleje para afuera.

Si tienes un dolor es mejor que vayas aprendiendo ejercicios Yogas porque la espera en un consultorio o en el cuerpo de guardia de un policlínico  u hospital es desesperante. Si vas con un malestar puedes salir con otro, sino con la presión por las nubes por tanta ansiedad.

Qué pasa, te quieres dar un gusto, cuidado no se te convierta en un  disgusto. Qué  te comes en una cafetería, viste cómo lo procesaron, pues si la respuesta es negativa no queda más remedio que gastar la moneda fuerte en algo que venga sellado ya sea liquido o sólido.

No encontrarás  tranquilidad ni en el cementerio. Allí están esperando a que des la espalda para quitar las flores que acabas de poner en un recipiente para el que tuviste que traer el agua de tu casa  en un frasco o  darte una buena caminata hasta la pila más cercana.

Si prefieres quedarte en casa por eso de que hay 6 canales de televisión, es mejor que vayas pensando en comprarte un DVD porque o te coinciden los programas de tu preferencia, o no hay nada que se pueda ver.

Entonces no tienes más  que ir a la cama y cerrar los ojos. Procura  darle una breve inspección a tu  colchón, y trata de relajarte para conciliar el sueño antes de que algún vecino empiece a clavetear a la medianoche.


Ahora solo queda prepararte para escuchar los villancicos revolucionarios  interpretados por los cantantes de moda,  para alabar a la intachable  sociedad cubana de estos tiempos, o ver las fotos que atrapan nuestros mejores logros, alcanzados a lo largo de este año que no se sabe si dará paso a otro peor. 

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