viernes, 25 de diciembre de 2009

MUERTE EN ZOONOSIS


Como buena noticia, la indignación de los vecinos de la zona (que alimentaban y curaban del cáncer a la perrita que fue a parar a zoonosis) lograron rescatarla el día 17, cuando la religiosidad católica y afro veneraba bien a San Lázaro, Bàbálú Ayé, Asójaanú Şọpọnná o Sapata.

Los perros llevados a zoonosis no se sacrifican el mismo día. Son encerrados en establecimientos donde lo mismo convive uno grande que uno pequeño. Aquí pasan días sin ser alimentados, lo cual trae por consecuencia un canibalismo sin límites. Los perros grandes se comen a los pequeños, no les ponen agua, los muerden, arrancan pedazos, se comen orejas, colas; en fin, hasta dejar los huesos. Permanecen aquí hasta que aparece el petróleo para sacrificarlos con estricnina (ponzoña que mate luego de fuertes dolores), prohibido por pactos internacionales y dañino a la salud de los trabajadores.

Hay que decir que muchos de quienes desempeñan esta triste labor carecen de los mínimos sentimientos hacia esos animales. Existen excepciones, como en el caso que nos ocupa.

Cuando llamé a zoonosis, el día 16 de diciembre a las 10 de la mañana, la secretaria se opuso a darme el nombre (quizás le daba vergüenza); luego supe que allí trabajaban dos técnicas y una doctora, ninguna de las cuales se encontraba (a decir de la mencionada secretaria). A las 10 de la mañana y ausentes al trabajo, pero ¿qué hace una plantilla de zoonosis con dos técnicas, una doctora y una secretaria? ¿????

El día 17 una persona se presentó en zoonosis en busca de la perrita. Según cuenta es el infierno de Dantes. Esta señora salió traumatizada, porque no es lo mismo que digan a ver. Una perra parió y sacaron a los cachorros para que murieran de inanición, visto por la testigo. La peste y la suciedad no tenían nombre, de imaginar al estar encerrados hasta siete días cagando y meando unos encima de los toros, sin la mínima limpieza. A ello se une el mal olor de los desechos de los canes comidos por los mayores.

¿Fue acaso una ironía de la televisión cubana pasar el documental de la madrugada del 16 diciembre, donde en Nueva York se recogen los perros abandonados y enfermos para ser salvados y darlos en adopción? ¿Fue un lenguaje subliminar?

Esperemos que a quien se le ocurrió pasar este documental no sea expulsado de su trabajo.

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