viernes, 25 de diciembre de 2009

TRABAJADORES DE ZOONOSIS RECOGEN PERROS VÍSPERA DE SAN LAZARO.


A las 9:17 AM de 16 de diciembre, el carro de de trabajadores de zoonosis se presento en la calle Calzada esquina M donde, desde años, conviven con los policías perros abandonados por sus dueños, entre éstos una pequeña que padece de cáncer en el útero y a quien vecinos de la zona ponen sueros sitostáticos.


La pequeña, al igual que otros, se quedan en el lugar de marras debido a que los policías que allí se encuentran entran en contacto de afectividad con las (os) mismos (as); los canes los acompañan en sus recorridos y con sus ladridos los alertan (en las altas horas de la madrugada) cuando algún desconocido se acerca.


Esos animales son sacrificados con estricnina, veneno que provoca sufrimiento al morir y es toxico a los trabajadores (como referimos en un artículo anterior).

En contraposición, en horas de la madrugada de 16 de diciembre, víspera de San Lázaro, el canal Cuba Visión de la Televisión cubana trasmitió un programa donde en la ciudad de Nueva York policía especializada recorren las calles neoyorquinas recogiendo animales enfermos y abandonados, para llevarlos a una clínica veterinaria y curarlos. En contraposición en Cuba, donde no hay Ley protectora de animales, en víspera de Bábálú Aiyé, entre otras divinidades africanas sincretizadas con el Lázaro de la Parábola El rico y el mendigo (Texto Sagrado Judeo-Cristiano, La Santa Biblia), en la pequeña isla caribeña se recogen los animales que acompañaban al mendigo cristiano y al leproso subsahariano.

Antes de morir estos animales (también creados por Dios) sufren horrores al ser envenenados, no dormidos, quizás el día 17, día en que la religiosidad popular cubana venera este santo en su santuario del Rincón, o en la iglesia donde se encuentre.

Ante la mirada atónica de los vecinos trabajadores de zoonosis, bajo el ojo visor de la esquina de Calzada y M y las cámaras de videos de la SINA, no vacilaron en recoger a la perrita, para luego de una semana sin comer y quizás ingerida por un can mayor ir a parar a los brazos de la santísima estricnina (sobre el proceso de muerto e insensibilidad de muchos de estos trabajadores será el artículo del lunes próximo)

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