Incomunicación laboral.
Los trabajadores del taller textil Víctor Escalona Benítez, de la ciudad de Bayamo, provincia Granma, no están de acuerdo con el traspaso de esta fábrica, de la Empresa de Confecciones Antares, a la de Industrias locales.
El cambio va en detrimento de las condiciones laborales de sus obreros, motivo por el cual decidieron escribir una misiva a la sección Buzón Abierto, del diario Trabajadores. Los reporteros fueron hasta el taller e indagaron de cerca, con trabajadores y directivos del centro.
A decir del periodista Dilbert Reyes, “la principal causa de esos sentimientos radica en los evidentes fallos de información entre los directivos de las empresas involucradas y los trabajadores del taller”, y agrega que “nadie se personó… para explicar…las razones e implicaciones del inminente traspaso, y así evitar una predisposición anticipada”.
Los trabajadores de este centro textil se sienten humillados, con razón. Si sus directivos conocían del cambio, y que éste iba a ser en detrimento del colectivo, se imponía un debido contacto informativo y la intervención del sindicato del ramo al nivel que fuere. Con razón los trabajadores estaban descontentos.
Una serie de medidas y categorías laborales no existentes afianzan la incertidumbre en los trabajadores del Víctor Escalona. Opinan que el plan de capacitación es “muy superficial y empírico”-aunque no se dan cifras-.
Otra cuestión que les preocupa es que ahora son considerados costureros y no cosedores como antes; esto conlleva una complejidad en la confección de los artículos a realizar. Comentan que comienzan a hacer una pieza, y de pronto les exigen cambiar de modelo, lo cual sucede con frecuencia y sin explicación “tiene que empezar de cero”.
Obreros que llevan años en este centro laboral sugieren medidas tomadas hace tiempo, como especializar a los trabajadores en determinadas partes de la ropa, ya que por deficiencia en los moldes de corte, cuando la terminación carece de calidad influye de manera negativa en el pago.
Se observan serios problemas de capacitación, la cual -hasta el momento- no ha sido “seria y profunda”, y conlleva a que los trabajadores, después de asistir a sus puestos de trabajo y cumplir las normas, no tengan resultados óptimos que repercutan favorablemente en sus salarios básicos.
Como se aprecia, los trabajadores tienen razón al sentirse marginados por la administración del centro y del papel jugado por el sindicato, el cual en ningún momento estuvo al margen del sentir del colectivo, llevar sus inquietudes a la administración y convocar una reunión en que se analizaran las modificaciones, cuando de ellas depende la vida laboral de tantos hombres y mujeres.
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