lunes, 22 de febrero de 2010

LA UNION DE JOVENES COMUNISTAS ESPEJO DE LA CRISIS GENERAL EN CUBA


Miriam Leiva, Periodista Independiente

Las asambleas municipales de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) realizadas en febrero evidencian la pérdida de credibilidad y prestigio del gobierno cubano entre la juventud por las promesas de cambios incumplidas, la imposibilidad de alcanzar con sus esfuerzos vivienda, transporte, alimentación, vestido y calzado adecuado, desarrollar su intelecto de acuerdo con sus capacidades y vocación, tener un salario justo, expresarse y labrar para sus hijos un futuro digno.

José Ramón Machado, segundo en jerarquía de Raúl Castro, dejó su casi ubicuidad en Cuba y el extranjero para atender los más variados asuntos, desde los estragos de los huracanes de 2008 hasta las eventos internacionales, para concentrarse en las reuniones de la UJC como preparación del IX Congreso a efectuarse el 3 y el 4 de abril, supuesto paso previo al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. En realidad, por decenios el Doctor estuvo concentrado en los asuntos de organización del PCC y la atención a las organizaciones subsidiarias.

Su súbito remplazo en los periplos por Ramiro Valdés ha sugerido el fortalecimiento de éste y creado el temor de que el futuro inmediato de Cuba caiga en manos de una persona ultra represiva y aún más totalitaria. La presentación del Comandante de la Revolución por Chávez como “asesor eléctrico” en Venezuela, no anunciada en Cuba, aunque muy conocida, incentivó la suspicacia popular de que incluso en la esfera del poder algunos lo desean lejos, pero retornó pronto.

Con esos antecedentes, y la crisis económico-social en constante crecimiento, tienen fundamento la apatía y el descontrol en las filas de la UJC. No se criticó a Julio Martínez al sustituirlo como primer secretario el 15 de octubre de 2009, al parecer porque cumplió las directivas de la más alta dirección política durante más de 10 años. Incluso en su lugar se designó a Liudmila Álamo, la inmediata inferior.

Machado recorre de Oriente a Occidente recalcando que no se necesitan consignas, sino análisis, discusión, convencimiento y, sobre todo, ejemplo de la militancia. En la televisión y los periódicos aparecen resúmenes de las asamblea, ilustrativos de los serios problemas entre los aproximadamente 500 000 miembros que tendrá que atraer a más de tres millones de jóvenes. Se ha reflejado que en el Municipio de Guantánamo 3 600 militantes se dieron de baja en un año; en Pinar del Río muchos no son activos y otros tantos comités de base no funciona.

En Marianao también hubo decrecimiento; más del 60% de los militantes son estudiantes del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría, aunque también en el territorio están la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, la Ciudad Escolar Libertad, y la Escuela de Arte San Alejandro, mientras en el sector productivo casi medio centenar de centros carece de estructuras de base. En el Municipio La Habana del Este con seis Cooperativas de Créditos y Servicios (agrícolas) que tienen 46 jóvenes, no hay organizaciones, por lo que se prevé crear 5 comités con 31 nuevos militantes. No menos importante son la cantidad de sanciones y la poca disposición para el trabajo, la enseñanza y el estudio.

La inercia, el escepticismo y la falta de ejemplaridad entre la militancia de la UJC deberían convencer a las autoridades sobre la urgencia de “cambios estructurales y de conceptos”, porque su caótica vanguardia forma parte de la juventud defraudada, que procura espacio de expresión y perspectivas de una vida mejor.

La Habana, 10 de febrero de 2010

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