martes, 20 de abril de 2010

SOGAS Y PINCHOS


René Gómez Manzano

Abogado y periodista independiente


Recuerdo una escena memorable de la película El hombre de Maisinicú. Tras comprobar que todos sus seguidores habían participado en el ahorcamiento y apuñalamiento del agente encubierto desenmascarado, el guerrillero anticomunista Cheíto León —magistralmente interpretado por Reinaldo Miravalles— comentaba: “Aquí todo el mundo dio soga o pinchó”.

Como se trataba de un enemigo, los cineastas oficialistas hacían la pintura con colores recargados, generosamente teñidos de cinismo. La historia —sin embargo— nos enseña que, en la práctica, son los castristas quienes de manera más consecuente han seguido la política de involucrar a todos sus presuntos seguidores en las medidas más repudiables del régimen.

¿Qué, si no eso, fueron los cientos de miles de ciudadanos puestos a gritar “¡Paredón!” en la plaza pública? ¿O los tenebrosos “actos de repudio”? ¿O los generales y miembros del Consejo de Estado que, al pedir un castigo ejemplar en la televisión, se convirtieron en partícipes del asesinato legal del general Ochoa y sus compañeros?

Ahora, cuando los alabarderos del régimen repiten sus mentiras nauseabundas tratando de presentar al mártir Orlando Zapata como un violento delincuente común y al heroico licenciado Guillermo Fariñas como un “agente del imperialismo”, cuando no sólo atropellan en las calles a las dignas Damas de Blanco, sino que pretenden justificar el abuso en los medios masivos, ha llegado nuevamente la hora en que todo el que esté dispuesto a ser cómplice de la calumnia y la arbitrariedad pinche o dé soga.

Anteayer, el periódico Granma publicaba opiniones de varios ciudadanos, todas ellas escrupulosamente ajustadas a la línea oficial. Ayer le tocó el turno a una declaración de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Asociación Hermanos Saíz, calzada con los nombres de sus respectivos órganos dirigentes.

Por esta vez no se ha recurrido —al menos hasta ahora— al socorrido expediente de recoger firmas de los intelectuales. Recuerdo que esto sí se hizo a raíz de conocerse el documento de crítica a la situación nacional emitido a comienzos de los años noventa por los patriotas agrupados en Criterio Alternativo. Lo mismo ocurrió tras la Primavera Negra de 2003. ¿Por qué no se hace lo mismo ahora!

En aquellos momentos fueron publicadas las listas de firmantes, y todo el que estuvo interesado pudo saber quién suscribió el documento y quién no. Hoy, al cabo de los años, puede determinarse la actitud asumida por cada cual, como pudo comprobarlo recientemente en Miami el cantautor Amaury Pérez.

Yo, como ex miembro de la Asociación de Escritores de la UNEAC —de la que fui expulsado por mi postura contestataria—, declaro que sería una desvergüenza que los jerarcas de esa agrupación —y también los de la Asociación Hermanos Saíz— no contasen con la voluntad de los miembros de filas en un asunto tan importante como éste.

Es imprescindible que, en esta hora de definiciones, cada intelectual dé la cara. Que quienes no estén dispuestos a secundar la patraña tengan la posibilidad de negarse a firmar, y que quienes deseen respaldar la grotesca versión oficial lo demuestren con sus nombres.

¡Quien quiera prestarse a participar de la infamia, que pinche o que dé soga!

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