viernes, 14 de mayo de 2010

El Desempleo en Cuba y su nefasta consecuencia. Un futuro incierto.

El trabajo constituye la fuente principal de satisfacción de necesidades del hombre - material y espiritual. A través de los tiempos ha evidenciado su pujanza, como manantial inagotable de riqueza que permite la evolución de la humanidad.

Las cifras estadísticas reflejadas por el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, en el finalizado año 2009, refiere que el número de trabajadores empleados, rebasan los cuatro millones ochocientos mil, de los cuales se deduce un millón ochocientos cincuenta del sexo femenino, siendo las mujeres la de más alto nivel de crecimiento porcentual, en cuanto al flujo de incorporación laboral. No obstante, subsisten serios problemas con el comportamiento de los índices de empleo.

Si bien los trabajadores vinculados en la economía se incrementaron en un 2,5 %, con relación al año precedente (en la actividad presupuestada del sector estatal), no se puede pasar por alto que la tasa de desocupación es de 1,7%, mostrando que en la actualidad hay más de 210,000 cubanos en edad laboral que no trabajan y, de acuerdo al más de un millón a quedar sin empleo, el índice de los jóvenes sin vínculo laboral crecerá en un por ciento considerable, al sumarse los que trabajan y aquellos que engrosarán la cifra de desempleados.

Es frecuente observar en aceras, parques y calles, a jóvenes que no trabajan ni estudian, embargados la pereza, indolencia y apatía hacia el trabajo; otros, por excepción, se ganan el sustento en actividades informales o practicas ilícitas.

Un estudio realizado por el centro de investigaciones psicológicas y sociológicas (CPPD) evidencia que las principales aspiración de los jóvenes no es el trabajo, el que aparece en el 5to lugar, mientras las primeras opciones se mueven en intereses familiares, socio políticos, de superación profesional y condiciones materiales de vida.

Lo expuesto permite apreciar que en la juventud no hay una conciencia suficientemente clara de que la satisfacción de estas aspiraciones depende, en última instancia, del trabajo. Por parte de la juventud se denota una falta de cultura ante el trabajo, la cual debía ganarse desde la escuela, partiendo del principio martiano que formula la vinculación del estudio con el trabajo.

Un sin numero de dificultades se avecina con la cantidad de trabajadores a engrosar la fila de desempleados, cuyas consecuencia son drásticas para la clase obrera, porque miles de familias cubanas quedaran sin la posibilidad de sostenerse.

No podemos decir que es la crisis mundial es responsable del descalabro cubano, sino la inoperancia de un sistema que ha sido incapaz de sustentar nuevos empleos. La zafra es una derrota, con índices jamás alcanzados y el níkel se cotiza por debajo de los 10 mil dólares la tonelada.

Los ingresos del turismo están por debajo de lo planificado y los ingresos por servicios externos disminuyeron, por ajustes de precios, conforme a los mecanismos compensatorios de esas transacciones.

Los problemas reseñados, así como el cierre de la mayoría de las fuentes de créditos, ha obligado al país (para superar la tensión existente) a reprogramar sus deudas, para tratar de cumplir los pagos, con u considerable aumento de la deuda externa. Estas, y otras situaciones, ha ocasionado cierres y clausura de algunos centros de trabajos, reducción de plantillas y enviar a trabajadores a cursos de superación, con la perspectiva de ir cerrando fuentes de empleo.

No es un secreto que parte de la fuerza laboral del país atraviesa un estado de envejecimiento generacional. De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) durante el 2009 se sostuvo el grado de envejecimiento de la población cubana, en el 16 ,9% (personas con mas de 60 años o mas por cada cien), con la edad promedio mayor de 37 años y una tasa anual de crecimiento poblacional con significativos valores negativos.

Al respecto, el Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos considera lo siguiente:

  • Llevar a cabo una organización del trabajo que posibilite la satisfacción material y espiritual de los trabajadores.

  • Alcanzar un equilibrio adecuado entre los intereses individuales y sociales de los trabajadores.

  • Crear en los recién incorporados al colectivo laboral una adecuada conciencia del trabajo.

  • Fomentad en el trabajador la concepción de que el estimulo moral es generador de valores de laboriosidad que tanto necesita la sociedad.

  • Buscar un estado de compensación balanceado entre la estimulación material y moral.

  • Adecuar la legislación laboral vigente a las nuevas condiciones.

  • Otras.

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