viernes, 27 de agosto de 2010

Pleno empleo


Osmar Laffita Rojas

(Por considerarlo un artículo de interés lo publicamos)

La prensa oficial dio a conocer los males que, según el criterio oficial, genera el capitalismo en los países de la Unión Europea, y acusa a los gobiernos de esos países de aplicar impopulares políticas de austeridad, como consecuencia de los pronósticos de bajo crecimiento, que los obligan a reducir los gastos públicos, con el consiguiente incremento de la tasa de desempleo, ya de por si alta.

El panorama que describen los medios cubanos para Europa es sombrío, y auguran que esto puede llevar a una gran depresión, que desplomaría los mercados bursátiles. Según la prensa cubana, sería el pánico y la incertidumbre en el viejo continente.

Leyendo estos malos augurios, tal parece que en Cuba los problemas que afectan las economías de esos países, hace rato que se resolvieron. Pero las realidad, más tercas que las ilusiones y la propaganda, se ocupa de desmentir y ridiculizar a la prensa nacional.

En Cuba, uno de los grandes problemas que origina el déficit en el Producto Interno Bruto (PIB), es la poca productividad, resultado de los absurdos salarios, que no sobrepasan los 25 dólares mensuales y que prácticamente no alcanzan ni para comer una semana. Si se une esto a la elevada cifra de trabajadores que cobran sin producir nada, el panorama se torna gris con pespuntes negros.

Hablar de pleno empleo es tan irreal como viajar en tren expreso de La Habana a Santiago de Cuba. En estos momentos la fuerza laboral registrada es de 4,9 millones de personas; de ella más del 93% están empleadas en el sector estatal.

El gobierno reconoce la generalizada pandemia de las plantillas infladas y admite que sobran más de un millón de trabajadores, el 25% de la fuerza laboral registrada. La situación es grave, y el gobierno ha anunciado que no puede asumir el pago de salarios a los que queden disponibles.

Las ofertas de de empleo que existen son: construcción, agricultura y servicios comunales. La gente no quiere estos trabajos, porque para muchos resulta difícil salir de sus climatizadas oficinas para convertirse en agricultores, recogedores de basura o peones de la construcción, con un salario aun más bajo que el de sus puestos burocráticos originales.

La solución obvia al problema es abrir el mercado, autorizar la pequeña y mediana empresa en los diversos sectores de la economía. Es la única manera de crear las empleos para el millón de trabajadores improductivos que el Estado ya no puede mantener y todos los que ya están desempleados.

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