viernes, 27 de agosto de 2010

Sucesos en Santa Clara


René Gómez Manzano


Por primera vez en medio siglo, el acto por el 26 de Julio pasó a un tercer plano. El periódico Granma del pasado martes aborda en primer lugar la reunión económica entre Cuba y Venezuela; después, el encuentro de Fidel Castro con intelectuales. Sólo en tercer lugar se habla de la concentración popular celebrada en Santa Clara.

Creo que fue justo el tratamiento dado por los colegas oficialistas al evento que, por simple hábito o inercia, siguen llamando "acto central", pero que al menos esta vez no fue el más importante de la jornada.

Y no sólo porque el discurso principal haya sido encomendado a un dirigente de segundo orden como Machado Ventura, sino porque el contenido de la alocución que leyó no aportó absolutamente nada nuevo al pueblo, que esperaba otra cosa.

Sobre la caótica situación nacional planteó que se marcharía "paso a paso", y repitió los vetustos objetivos del "ahorro, la reducción de gastos y la máxima racionalidad posible".

¿Las recetas anunciadas por el médico? Las que ya aburren de tan viejas y sabidas: el "trabajo ideológico de los cuadros" y "el estudio, el análisis y la toma de decisiones"; esto "sin improvisaciones ni precipitaciones"; o sea, a paso de jicotea.

Pero hay que insistir en que la desastrosa situación interna fue un tema secundario en la peroración del Vicepresidente Primero. Según reconoció expresamente, el evento estuvo dedicado al nacimiento de Simón Bolívar y al bicentenario de la independencia de la América Hispana continental.

Es evidente que esa temática -tan ajena a las preocupaciones inmediatas de nuestro pueblo-, la interpretación del himno de Venezuela -pese a no tratarse de un evento bilateral-, la colocación de la bandera de ese país en el lugar preferente -en el centro- flanqueada por las de Cuba y el 26 de julio, así como la mención al Libertador antes que al Apóstol, no son más que modos poco elegantes de congraciarse con el gobierno chavista.

Todo esto -desde luego- acompañado por la vehemente mención a la "indestructible hermandad entre Cuba y Venezuela". ¿Será que esos vínculos son más sólidos que los que existieron antaño con la Unión Soviética? Porque también entonces se hablaba en términos de eternidad y de indestructibilidad.

¡A qué extremos debe llegar la desesperación del equipo dirigente de La Habana cuando confía de ese modo en el régimen chavista, que -a diferencia de la URSS, que ciertamente parecía inmortal- conservará sus actuales características absolutistas apenas hasta que tome posesión el nuevo parlamento que deberá ser elegido en septiembre! Porque es cierto que, aun si los chavistas -cosa dudosa- conservan la mayoría congresional, perderían el dominio casi absoluto que hoy poseen en el legislativo, de modo que ya no tendrían la posibilidad de apoyar incontroladamente a sus países clientes, como ahora.

Mientras, en la misma Santa Clara continúa recuperándose Coco Fariñas, aunque en una sala de terapia intensiva, debido a su gravedad. Por su parte, la coalición que él ideó - Agenda para la Transición Cubana-, consciente de la importancia de que los opositores pacíficos nos juntemos, acaba de emitir un comunicado en este sentido.

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