lunes, 27 de septiembre de 2010

La economía cubana: opiniones, hechos y tendencias

Cubaencuentro

(Con el permiso del autor, por su importancia consideramos incuirlo)


Los debates y el tira y encoje sobre cómo rediseñar la totalidad del sistema continúan en Cuba

Domingo Amuchástegui Álvarez, Miami | 14/09/2010


Los puntos de vista, hechos y el esquema de algunas tendencias relacionados con la crisis que desde 2008 a 2010 ha afectado a la economía cubana, y que se reflejan aquí, están basados, en lo fundamental, en tres trabajos recientemente publicados en la revista trimestral Temas, considerada la publicación académica más “hereje” de la Isla, dirigida por el conocido escritor y estudioso de ciencias políticas Rafael Hernández, quien ha impartido numerosas conferencias en algunas de las más importantes universidades norteamericanas. Algunas de las opiniones y hechos proceden de otras fuentes de Cuba, a fin de ofrecer una interpretación actualizada de la situación económica por la que atraviesa el país.

Sector agroindustrial


En 1991 este sector económico supuso el 83% de las exportaciones cubanas, siendo el 77% procedente de la industria azucarera. En la actualidad representa entre el 15 y el 17%. Este desplome innegable no comenzó en 2008 debido al impacto de la crisis económica mundial ni a los tres huracanes que arrasaron gran parte del país, sino que se inició en 2004 como resultado de políticas erróneas recurrentes y de la renuencia a llevar a cabo cambios y reformas.


Dos ejemplos evidencian la gravedad a que ha llegado la situación, con resultados tan devastadores como el paso de los tres huracanes:

a) La cantidad de tierra improductiva ha crecido a límites impredecibles y hacia 2008 entre 1,3 y 2 millones de hectáreas se vieron abandonadas completamente por la gestión estatal y se llenaron de marabú; y b) Las importaciones de alimentos aumentaron hasta 2,8 miles de millones de dólares en 2008, algo que no sólo contradice los potenciales de la agricultura isleña, sino que resulta insostenible desde el punto de vista financiero. Si a todo esto, además, se le añaden los tres huracanes y el inicio de la crisis financiera mundial, no resulta difícil imaginar con precisión la precariedad de la agricultura cubana en 2008 y 2009.


Esta situación está afectando a uno de los sectores económicos cubanos más importantes. Según Armando Nova González (investigador en el Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana), el sector de la agricultura “tiene una importancia estratégica y decisiva debido a su contribución directa e indirecta en la formación del PIB cubano”. Este sector abarca desde la industria azucarera y sus subproductos y derivados, hasta los productos alimentarios, el tabaco, el alcohol y las bebidas fuertes, las industrias del cuero y maderera, así como los diversos elementos que generan valor agregado y una ganancia adicional derivada del transporte y los ingresos de marketing. Actualmente el 21% de la fuerza de trabajo de la Isla depende de este sector y la población en general recibe el 40% de las calorías y el 37% de las proteínas que genera.


Nova González recomienda un conjunto de 10 medidas para dar comienzo a la recuperación del sector agroindustrial:

1.

Disminuir drásticamente la burocracia estatal e incrementar la descentralización y la autonomía económica.
2.

Convertir a los territorios locales y sus campesinos en el centro del sistema con la promoción de las relaciones horizontales a través de asociaciones de productores.
3.

Entregar el poder de decisión sobre asuntos administrativos a las UBPCs (Unidades Básicas de Producción Cooperativa), las CPAs (Cooperativas de Producción Agropecuaria) y las CCS (Cooperativas de Créditos y Servicios), e infundir en los trabajadores el sentimiento y la noción de verdaderos dueños.
4.

Transformar real y efectivamente las UBPC en verdaderas cooperativas.
5.

Crear instalaciones comerciales donde se puedan adquirir adecuadamente todos los suministros e insumos necesarios.
6.

Redefinir el concepto de usufructo ligado a los plenos derechos de propiedad.
7.

Ampliar la Ley 259 para que rebase los límites de usufructo y arrendamiento.
8.

Ampliar, hasta que se conviertan en predominantes, las relaciones comerciales, aunque acotadas, apartando el control estatal.
9.

Reducir Acopio al mínimo y reemplazarlo por la libre oferta y demanda.
10.

Abrir el sector agroindustrial a la inversión extranjera, sobre todo en aquellas ramas que más necesitan capital, tecnologías y mecanismos externos de marketing.



Debemos subrayar que algunas de las medidas más importantes recomendadas por Nova González se están ejecutando y ampliando. Por ejemplo, la disminución de la burocracia estatal y de las tan odiadas políticas de Acopio, así como la ampliación de la descentralización y de las relaciones horizontales. Y no sólo se trata de que la transformación de las UBPC en cooperativas reales ya está en camino, sino de que las pocas “granjas estatales” que todavía permanecen se están convirtiendo en cooperativas con el nombre de “granjas integrales”.


Las UBPC comienzan a organizarse como granjas familiares dentro de cada cooperativa y están llevando a cabo sus negocios, que incluyen ventas directas a precios libres. Además, se están abriendo a las inversiones extranjeras, como ocurre con la industria azucarera, tal y como anunciaran algunos funcionarios oficiales en los últimos meses.


Muchas de estas cooperativas y “finqueros” individuales se están asociando también a ONG europeas, a fin de desarrollar varios proyectos e iniciativas.


En agosto se declaró el Decreto-ley 273, según la cual, y desafiando por primera vez una serie de regulaciones ya caducas, el inversor extranjero tendrá acceso a contratos de arrendamiento de 99 años sobre suelos estatales para la construcción de condominios, canchas de golf y marinas. Las primeras compañías que participarán en estos importantes proyectos de construcción son Esencia Hotels and Resorts (Gran Bretaña), Foster & Partners (Gran Bretaña y España), y Leisure Canada (Canadá). Estos supondrán cientos de millones. Sin embargo, el experto John Kavulich se muestra más cauteloso y afirma: “No creo que se estén abriendo diques. Más bien se trata de abrir una llave para que la gente vea que hay agua”.


Otras recomendaciones de Nova González están aún en pañales, como la conversión del usufructo y el arrendamiento en plenos derechos propietarios, si bien la mayoría de los cubanos que se han beneficiado del arrendamiento estatal están totalmente convencidos de que en algún momento se producirá este cambio. Un problema a más corto plazo, sin embargo, es el tema de los suministros e insumos sin los cuales el trabajo en la tierra se hace mucho más difícil. Esta es una de las razones por las cuales el 54% de las tierras arrendadas bajo el Decreto-ley 259 (un total de 1.007.112 hectáreas, equivalentes al 57% de toda la tierra cultivable en Cuba) se mantienen aún improductivas. Cien mil personas (en su mayoría agricultores, emigrantes de las ciudades a los campos y campesinos de cooperativas) ya han recibido sus tierras, lo que representa el 83% del total de las 133.900 solicitudes recibidas. Algo se está moviendo.


Macroeconomía


Al período de crecimiento limitado y distorsionado que se produjo entre 2001 y 2007 —basado fundamentalmente en factores externos como las exportaciones de servicios profesionales, la elevación de los precios del níquel, el aumento del turismo, las remesas y las inversiones extranjeras, así como los acuerdos petroleros con Venezuela— le ha sucedido un drástico colapso.


Omar Everleny, profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, señala como causas internas que han conducido a una situación actual extremadamente crítica: la temprana caída del sector agroindustrial, los más de un millón de puestos de trabajo subsidiados, el colapso casi generalizado de la industria azucarera, con más de dos tercios de industrias y servicios en decadencia absoluta, la negligencia y la mala administración, junto a la “parálisis oficial” del proceso de reformas conocido como Perfeccionamiento Empresarial. Indica, además, factores externos: la crisis económica mundial y su impacto entre 2008 y 2009, los tres devastadores huracanes consecutivos que se produjeron en 2008, el aumento de los precios de productos alimentarios, una menor recaudación procedente del turismo y las remesas, la subida de los precios del petróleo y la súbita caída de los precios del níquel.


Everleny apunta varias consecuencias importantes:

1.

Condiciones de intercambio comercial a un -38% para 2008. En este mismo año, añade, Cuba llegó al mayor déficit comercial de toda su historia: 10 mil millones de dólares.
2.

El PIB disminuyó del 6% al 1,4% en 2009, con un déficit agudo en la balanza de pagos. El economista cubano Pavel Vidal Alejandro señala que Cuba se está enfrentando actualmente a un fenómeno llamado “déficits gemelos”, que no sólo abarca las cuentas actuales de la balanza de pagos, sino también el déficit fiscal, lo que está causando una situación “que está poniendo en serio peligro el desarrollo económico”.
3.

Un irregular peso de los servicios en la formación del PIB cubano (76 %).
4.

El actual peso de los servicios está afectando negativamente a las industrias y a la agricultura.
5.

La estructura exportadora cubana es extremadamente limitada.
6.

Una productividad demasiado baja en la mayoría de las fábricas y empresas estatales.
7.

Una distorsión cada vez mayor entre consumo y acumulación.



Tanto Everleny como Vidal Alejandro insisten en que tales consecuencias se agudizan aún más ante el impacto de otros factores:

1.

La transición demográfica, proceso en el que la población envejece sin el reemplazo adecuado por generaciones más jóvenes.

2.

La agricultura y las industrias se encuentran totalmente desvinculadas de la expansión de los servicios, donde estos últimos carecen de efecto multiplicador en la economía interna. La industria azucarera y el turismo dejaron de desempañar este papel cinco años atrás.

3.

Everleny subraya que continuar exportando servicios profesionales constituye una evidente debilidad estructural que ya muestra señales de agotamiento, manifestándose en una reducción del flujo de fondos, disminución de fondos de inversión y creciente caída del PIB.

4.

El déficit fiscal ha fluctuado de un promedio de 3,5 a 4% en los últimos 14 años al 6,7% en 2008, hasta bajar al 4,3% en 2009, gracias a una drástica reducción presupuestaria del 6%.

5.

La liquidez en manos de la población sigue creciendo y se sitúa ya a un nivel de 25 mil millones de pesos, el 40 % respecto al PIB, de acuerdo a los precios actuales. Según Vidal Alejandro, desde 2008 se ha producido un aumento en inyecciones de papel moneda a fin de equilibrar el déficit fiscal, sin conseguir un soporte real en productos; este fenómeno lo describe como “incrementos en la monetización del déficit fiscal”, que en semejantes circunstancias contribuye a trastocar la estabilidad monetaria, concluye Vidal Alejandro.

6.

El economista Vidal Alejandro esclarece que el recorte presupuestario realizado en 2009 sólo supuso un recorte drástico en las importaciones (-37,3%), una grave contracción de las inversiones (-16%), y un control más estricto sobre los gastos fiscales (0,8%). Asegura, sin embargo, que no se tomó ninguna medida para aumentar los ingresos de la población.

7.

En cuanto a los salarios, Everleny argumenta que si bien el salario nominal actual es muy superior al de 1989 (427 pesos), esto no compensa de ninguna manera los constantes incrementos del Índice de Precios que han tenido lugar en los últimos cinco años. El salario real actual tiene un poder adquisitivo menor que el de 1989.

8.

La “congelación” de las cuentas bancarias de firmas extranjeras en Cuba afectó seriamente no sólo a la credibilidad y a la imagen del país, sino que ha puesto en peligro a muchos de los créditos a corto plazo y, por consiguiente, ha reducido en gran medida las importaciones y aumentado significativamente los pagos en efectivo. El presidente Raúl Castro sí subrayó recientemente, cuando se dirigió a la Asamblea Nacional, cómo esta situación se está revirtiendo mediante el acceso a las cuentas bancarias, la negociación de ciertas compensaciones, la renegociación de las deudas y el pago de algunas de las más importantes. Desde otro punto de vista, Vidal Alejandro insiste en la necesidad de reducir la actual tasa de cambio, que fue aumentada en un momento de creciente estabilidad monetaria a principios de 2000 (1 CUC = 1,08 USD). Argumenta que en la actualidad la tasa de cambio deberá retrotraerse al nivel original (1,10 CUC = 1 USD), lo que armonizaría mejor con la presente inestabilidad de la moneda y representaría, asimismo, un estímulo en varios sectores (el consumo y las exportaciones).

9.

Al referirse a las inversiones, Everleny resalta otro punto crucial y controvertido: las enormes diferencias territoriales en las asignaciones presupuestarias. En 2009 Ciudad de La Habana recibió 1,76 miles de millones de pesos (el 40% de toda la nación), mientras que a provincias como Las Tunas y Guantánamo sólo se les entregó 103,2 millones de pesos y 103,3 millones de pesos respectivamente.

10.

Al considerar las perspectivas de cambio y reforma, Everleny señala: “todo indica que los cambios en la economía cubana apenas están empezando”.



Tanto Everleny como Vidal Alejandro concluyen que, en el estado actual de la crisis, resulta imperativo reformar todas las estructuras económicas, con especial énfasis en la descentralización, el diseño de formas no estatales de propiedad no sólo en la agricultura, sino también en la industria y los servicios, que permitan al Estado concentrarse en el control, y no desgastarse en los complicados movimientos para intentar gestionarlo todo. Aseguran que se requiere una reforma del sistema económico que defina el papel del mercado, el del Estado, las diferentes formas de propiedad y el diseño de una estrategia económica de desarrollo que todavía está pendiente.


Los debates y el tira y encoje sobre cómo rediseñar la totalidad del sistema continúan en Cuba. Medidas aisladas y de corto plazo no constituyen la solución. Se requiere con urgencia de un enfoque integral y abarcador.


Domingo Amuchástegui es historiador, politólogo y diplomático. Ocupó en Cuba cargos diplomáticos, docentes y políticos. Coautor de Intelligence and the Cuban Missile Crisis (1998).

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