lunes, 27 de septiembre de 2010

Un golpe y un océano


René Gómez Manzano


La historias de la crisis de los misiles soviéticos en octubre de 1962, describe una situación curiosa confrontada por el Presidente John F. Kennedy y sus asesores cuando recibieron dos mensajes contradictorios enviados por el Primer Ministro soviético Nikita Jruschov.


El primero era de talante conciliador, y cuando el equipo dirigente norteamericano redactaba su respuesta con la esperanza de que ese documento abriera una salida al terrible trance, llegó otro mucho más belicoso y enérgico, impuesto al parecer por el sector intransigente del Politburó.


¿Qué hacer ante esa situación? La solución la dio el secretario de Defensa Robert McNamara. La salida, genial en su sencillez, consistió en contestar simplemente el primer mensaje, y hacer caso omiso del segundo, actuando como si no hubiera existido.


En los últimos días hemos conocido de manifestaciones diversas de Fidel Castro. Las respuestas que dio al periodista norteamericano Jeffrey Goldberg, contienen distintos planteamientos, varios de los cuales él mismo ha intentado desvirtuar después en una declaración leída el viernes en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.


Aunque algunas de las manifestaciones ahora matizadas o incluso desautorizadas por su propio autor versan precisamente sobre la llamada Crisis de Octubre, es conveniente salvar las distancias y actuar como lo recomendó en su momento el señor McNamara.


Dicho esto, debo admitir que me parecen bien las declaraciones que |Goldberg pone en boca de Castro y que, obviamente, son fieles al original; algo que el propio ex Presidente reconoció al señalar que Goldberg no inventa frases.


Lo anterior incluye la confesión por parte de Castro de que su propuesta a Jruschov para que asestara el primer golpe nuclear a los Estados Unidos “no valió la pena en absoluto”. También comprende el reconocimiento de que “el modelo cubano ni siquiera nos funciona a nosotros”.


Desde luego, para la generalidad de los disidentes cubanos, nada de esto es noticia. Hace tiempo que planteamos asuntos como éstos, y nos ha costado años de injusta prisión. Ejemplo de ello somos los cuatro autores del documento La Patria es de todos, encarcelados por el mismo Castro cuando se encontraba en la plenitud de sus facultades y de su poder omnímodo.


Pero estas son cosas del pasado. Lo más triste es que en este momento, aunque muchos opositores pacíficos del grupo de los 75 han sido excarcelados y desterrados a España, hay decenas de cubanos que continúan privados de libertad sólo por haber discrepado de la historia oficial comunista.


En cuanto a las aclaraciones de Castro en el recinto universitario habanero, lo mejor es prestarles la misma atención que Kennedy y sus colaboradores brindaron a la segunda carta de la dirigencia del Kremlin.


El reconocimiento de que no hubiera valido la pena que los soviéticos desatasen la guerra atómica, aunque tardío, es acertado.


En cuanto a que “el modelo cubano ni siquiera nos funciona a nosotros”, es también un reconocimiento válido, no importa que casi todos lo supiéramos ya. Sólo queda preguntarnos qué piensa ahora el despistado coronel Hugo Chávez de sus promesas de sumergir a Venezuela en un “océano de felicidad” marchando por la misma senda que Cuba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario