viernes, 1 de octubre de 2010

COMO EL PRIMER DÍA

CONSEJO UNITARIO DE TRABAJADORES CUBANOS

(CUTC)

DELEGACIÓN CIUDAD DE LA HABANA

SEPTIEMBRE 2010


COMO EL PRIMER DÍA

Frank Correa


El volumen de entrevistas Como el primer día, realizadas por el periodista Pedro de la Hoz a veintitrés personalidades de la cultura cubana y publicada por la editorial Letras Cubanas del Instituto Cubano del Libro en su colección 50 Aniversario del triunfo de la Revolución, es un sumario de historias de compromisos con el proceso socialista iniciado en el año 1959.


Bailarines, corógrafos, escritores, sociólogos, dramaturgos, ensayistas, etnólogos cineastas, críticos de artes, poetas, novelistas, pintores y editores, componen el material de sus páginas, Alicia Alonso, Aurelio, Alonso, Antón Arrufat, Luís Báez, Miguel Barnet, Adigio Benítez, Leo Brouwer, Nelson Domínguez, Roberto Fabelo, Roberto Fernández, Retamar, Juan Formell, Julio García Espinosa, Reynaldo González, César López, Rogelio Martínez Furé, Nancy Morejón, Lisandro Otero, Juan Padrón, Graziella Pogolotti, Silvio Rodríguez, Marta Rojas, Humberto Solás y Chucho Valdés.


El autor advierte en el prólogo que “ausencias luminosas producto a la incompatibilidad de agendas y la brevedad de los plazos para la edición limitaron un texto más completo”, donde la intención primigenia fue conocer qué hacían, cómo vieron y que significó el 1 de enero de 1959, primer día de la revolución, para estos actuales iconos de la cultura cubana.


Un número significativo de los entrevistados no se encontraban en la isla en esos momentos, trabajaban o estudiaban en Estados Unidos y Europa, la mayoría no estaba vinculada a actividades contestatarias, algunos tenía un padre afín al Partido Socialista Popular o sabían de gente que vendían bonos del 26, pero unánimemente coincidieron que fue un día brillante que les cambió la vida.


Todas las respuestas reflejan el influjo arrollador del máximo líder, Fidel Castro sobre ellos y reconocen que después de cincuenta años todavía los atrapa. Explican por ejemplo cómo la efervescencia de esos tiempos iniciales se reflejó profundamente en el espíritu de trabajo, y las esperanzas de realización de todos los sueños. Confiesan que se trataba de una experiencia muy difícil de describir conceptualmente, la sensación de libertad creada por la victoria era un torbellino en la luchas de clases, traducidas en rechazos, confrontaciones, oposiciones violentas.


Como el primer día es un texto positivista, pendiente del embrujo de un día. No tiene ni un solo cuestionamiento, ni habla del cumplimiento o no de los sueños. Aunque algunos de los entrevistados permanecieron marginados por décadas, y otros subordinaron sus obras a los compromisos, todos han dejado constancia en este libro que el triunfo revolucionario fue el inexorable vehículo para sus consagraciones intelectuales

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