martes, 2 de noviembre de 2010

MEJORES OFICIOS.

Frank Correa.



Dentro del conteo de males creados por la revolución socialista instaurada en Cuba a partir del 1 de Enero de 1959, se sitúa en un lugar privilegiado la distribución desigual de los bienes de consumo, sobre todo la que se entrega a los trabajadores en forma de gratuidades y estímulos.


Hace poco, el presidente cubano Raúl Castro pareció haber descubierto esta enfermedad que lacera a la sociedad que él gobierna y prometió aplicarle un tratamiento, aunque su diagnostico fue dirigido solamente al 50 % de la dolencia.


Un ejemplo conciso de esta irracional forma de prebendas entregadas por el estado cubano a sus trabajadores, es el Circulo Social Obrero Los Marinos, perteneciente al Sindicato Nacional de la Pesca, que encierra entre sus muros vigilados por numerosos custodios a la mejor playa de Jaimanitas, vedada al pueblo igual que antes de 1959, cuando pertenecía a la Marina de Guerra del Ejercito de Fulgencio Batista.


El Circulo Social Obrero Los Marinos se encarga de organizar las fiestas y celebraciones de las empresas pertenecientes a la Industria Pesquera Cubana. Cuenta con una plantilla de ciento veinte trabajadores, distribuidos en los Departamentos de Recreación, Recursos Humanos, Gastronomía, Servicios, Contabilidad, Economía, Mantenimiento, Seguridad y Protección y la Gerencia.


Su labor es netamente improductiva, se limita a garantizar el esparcimiento de lo trabajadores del Mar y por resolución ministerial reciben además del salario mensual, una suntuosa “jaba”, compuesta por una caja de pollo (32 kilogramos), diez kilogramos de pescado fresco, dos pomos de aceite, arroz, frijoles, jabones, champú, desodorantes, detergente, frazadas de piso…, para fin de año la “jaba” se convierte en un verdadero regalo de Navidad, pues se refuerza con productos exóticos, algo contraproducente con un país inmerso en una crisis económica y que pregona ser abanderado de la justicia social.


El día de la “jaba” se distingue notablemente de los demás días, pues el revuelo que se arma es muy grande, los trabajadores del Circulo tienen que apoyarse de familiares y amigos para mover el cargamento de productos hasta sus casas, levantando en la población jaimanitense un recelo justificado, ante la falta de equidad social impuesta por el Socialismo a la colectividad laboral.


Otros centros de trabajo de importancia marcada por su quehacer diario, entre los que destacan maestros y médicos, oficios muy mal remunerados en Cuba, que no reciben absolutamente nada adicional a sus salarios mensuales, miran con desdén a los custodios, dependientes, jardineros o al personal de oficina del Círculo Social cargando para sus hogares la preciada “jaba”, con productos que aliviarían grandemente el ahogo existencial de sus familias y se cuestionan los años de estudios en la universidad, la pasión incondicional ante los alumnos, el sacrificio exigido por el juramento hipocrático y la mala elección de sus oficios rescindidos.

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