(CUTC)
UNA JUBILACIÓN QUE NO ALCANZA.
Es por este paseo obligado donde verdaderamente se aprecia la inexistencia de la asistencia social y la jubilación que no alcanza. Por protección a estas personas que un día fueron trabajadores, voy a omitir calles y esquinas.
Lo mismo se encuentra una personas que tira las cartas, fumando un tabaco, que a una viejecita vendiendo café o el tuvo de pasta dental que le tocó por la canasta básica. También: una joven en una silla de ruedas tocando una campanilla, en espera de alguien que le de una peseta, un peso o algo más; otra vendiendo jabas grandes (que no se ven en las tiendas en divisa); otra con ajustadores, gafas solares, paquetes de fideos, pastas disímiles y zapatos viejos. Todos, excepto los paralíticos que no vende, al grito de ¡!!AGUAAAA!!!!! Esconden y desaparecen sus vendutas por obra y gracia del Spíritu Santo, sin saber dónde la ocultaron, significa en el lenguaje cubano: POR AHÍ VIENE UN POLICÍA.
Claro, este panorama no lo aprecia quien anda por céntricas calles sin baches, ni pirámides de basura que dejan chiquitas las egipcias.
La presencia de estas personas, invisibles para la alta dirigencia gubernamental y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, es la mejor muestra de que los regímenes de la otrora ley 24/70, de Seguridad Social, y la actual Ley no. 105 no cumplen las expectativas ni de cuantía de la jubilación ni de asistencia social, en ningunas de sus manifestaciones (monetaria o en especies).
Tampoco el Estado se ocupa de las personas que viven en las calles. No saben donde duermen, si se bañan, qué comen y las enfermedades que padecen y día a día inter actúan con los transeúntes.
Decididamente, el problema económico cubano cada día provoca que nuevas personas salgan a la calle a vender para comprar, situación que se agrava en la medida en que productos de la canasta básica pasan al mercado paralelo.
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